Trabajó como docente universitario en la Facultad de Letras (1946), donde dictó las cátedras de Introducción a la Literatura, Teoría Literaria y Literatura Comparada. Fue Incorporado a la Academia Peruana de la Lengua (1965) donde llegó a ser director entre 1988-1991. Hasta aquí parte de la avasallante carrera profesional de don Esturado quien esta cumpliendo 100 años de vida. Evento signado a pocas personas que llegan a esa emblemática edad con una lucidez envidiable como el caso de don Estuardo Nuñez. De su inmensa producción bibliográfica citamos las siguientes obras: La poesía de Eguren (1932) La influencia alemana en el Derecho peruano (1937) Panorama actual de la poesía peruana (1938) Autores germanos en el Perú (1953) y Nuevos estudios germanos (1957) Autores ingleses y norteamericanos en el Perú (1956) Nuevos estudios ingleses (1958) Viajeros de tierra adentro (1960); José María Eguren: vida y obra, antología, bibliografía (Nueva York, 1961) Don José Joaquín de Mora en el Perú (1961) Biografías de Alejandro de Humboldt, Enrique Meiggs y José Joaquín de Mora (1966); La literatura peruana en el s. XX, 1900-1965 (1968) Las letras de Italia en el Perú (1968) El nuevo Olavide (1970) Viajes y viajeros extranjeros por el Perú (1989). También ha publicado Ricardo Palma, escritor continental (1990 Obras narrativas desconocidas (1971) y Obras dramáticas desconocidas (1971) del ilustrado limeño Pablo de Olavide, Poesías completas, de Juan de Arona (2 vols., 1975-1976); fragmentos antológicos de cuatro Viajeros alemanes al Perú (1969) Bosquejo sobre el estado político, moral y literario del Perú en sus tres grandes épocas (1971) y Viaje del Cuzco a Belén en el Gran Pará (1971), por José Manuel Valdez y Palacios; La imagen del mundo en la literatura peruana (1971 y 1989); Relaciones de viajeros (4 vols., 1971-1973), compilación incluida en la Colección Documental de la Independencia del Perú; Paseos en Londres, por Flora Tristán (1972); Tradiciones desconocidas (1974), debidas a Manuel Atanasio Fuentes, Marco A. de la Fuente y Aureliano Villarán; Bolívar, Ayacucho y los tradicionistas peruanos (1974); El Perú visto por viajeros brasileños (1980) y Brasil visto por viajeros peruanos (1981); y una documentada exposición sobre Viajes y viajeros extranjeros por el Perú (1989) y Antología de viajeros (1955). Como se habrá notado es caudalosa su obra. Llama la atención su trabajo como estudioso de la literatura peruana con libros que van desde rescates de libros que han esbozado el tema. Hasta textos imprescindibles para valorar y estudiar nuestra literatura peruana. Personalmente como profesor mi gratitud don Estuardo por haberlo encontrado en sus libros conocimientos que me sirven mucho para mis clases de literatura peruana.
lunes, setiembre 29, 2008
ESTUARDO NUÑEZ Y LA HISTORIA DE LA LITERATURA PERUANA
Trabajó como docente universitario en la Facultad de Letras (1946), donde dictó las cátedras de Introducción a la Literatura, Teoría Literaria y Literatura Comparada. Fue Incorporado a la Academia Peruana de la Lengua (1965) donde llegó a ser director entre 1988-1991. Hasta aquí parte de la avasallante carrera profesional de don Esturado quien esta cumpliendo 100 años de vida. Evento signado a pocas personas que llegan a esa emblemática edad con una lucidez envidiable como el caso de don Estuardo Nuñez. De su inmensa producción bibliográfica citamos las siguientes obras: La poesía de Eguren (1932) La influencia alemana en el Derecho peruano (1937) Panorama actual de la poesía peruana (1938) Autores germanos en el Perú (1953) y Nuevos estudios germanos (1957) Autores ingleses y norteamericanos en el Perú (1956) Nuevos estudios ingleses (1958) Viajeros de tierra adentro (1960); José María Eguren: vida y obra, antología, bibliografía (Nueva York, 1961) Don José Joaquín de Mora en el Perú (1961) Biografías de Alejandro de Humboldt, Enrique Meiggs y José Joaquín de Mora (1966); La literatura peruana en el s. XX, 1900-1965 (1968) Las letras de Italia en el Perú (1968) El nuevo Olavide (1970) Viajes y viajeros extranjeros por el Perú (1989). También ha publicado Ricardo Palma, escritor continental (1990 Obras narrativas desconocidas (1971) y Obras dramáticas desconocidas (1971) del ilustrado limeño Pablo de Olavide, Poesías completas, de Juan de Arona (2 vols., 1975-1976); fragmentos antológicos de cuatro Viajeros alemanes al Perú (1969) Bosquejo sobre el estado político, moral y literario del Perú en sus tres grandes épocas (1971) y Viaje del Cuzco a Belén en el Gran Pará (1971), por José Manuel Valdez y Palacios; La imagen del mundo en la literatura peruana (1971 y 1989); Relaciones de viajeros (4 vols., 1971-1973), compilación incluida en la Colección Documental de la Independencia del Perú; Paseos en Londres, por Flora Tristán (1972); Tradiciones desconocidas (1974), debidas a Manuel Atanasio Fuentes, Marco A. de la Fuente y Aureliano Villarán; Bolívar, Ayacucho y los tradicionistas peruanos (1974); El Perú visto por viajeros brasileños (1980) y Brasil visto por viajeros peruanos (1981); y una documentada exposición sobre Viajes y viajeros extranjeros por el Perú (1989) y Antología de viajeros (1955). Como se habrá notado es caudalosa su obra. Llama la atención su trabajo como estudioso de la literatura peruana con libros que van desde rescates de libros que han esbozado el tema. Hasta textos imprescindibles para valorar y estudiar nuestra literatura peruana. Personalmente como profesor mi gratitud don Estuardo por haberlo encontrado en sus libros conocimientos que me sirven mucho para mis clases de literatura peruana.
jueves, setiembre 11, 2008
POETICA INTEGRAL DE HORA ZERO
Universidad Nacional de Educación
Raúl Jurado Párraga
“.. Cada generación que ha de legitimarse, borra y rescribe la biografía del mundo y se ufana en crearse su propia mitología . Y sus propios laberintos”
Carlos Aranibar
Pero que ha pasado para que Hora Zero 35 años después siga motivando éste tipo de recepción. O que se haya convertido en parte importante de la historia literaria que algunos les cuesta aceptar. Hora Zero se ha consolidado como un colectivo importante de nuestra poesía a pesar de sus detractores por un lado y de otros que pretenden (mos) trazar agendas para un discusión seria de la poesía peruana.
Hora Zero a partir de los enunciados vertidos en el manifiesto “palabras urgentes ” programa poético-político no sólo proclamó el parricidio a la vasta tradición literaria antecesora sino, que la vez provocó el desmoronamiento del canon poético establecido. Sólo se salvaron las figuras de Cesar Vallejo, Javier Heraud y Edgardo Tello convertidos en íconos de su acción y obra. Todos los demás poetas formaban según estos melenudos poetas parte del panteón de la poesía peruana. Algunos con nichos eternos de los cuales aún no han podido salir. En este manifiesto inicial se realizó una crítica a los poetas de generaciones anteriores 50-60 que ellos llamaban furibundamente poetas ahistóricos aquellos que realizaban un inútil esfuerzo repetitivo de una poética caduca para el momento que se estaba viviendo. Y frente a ellos se mostraban agresivos y soberbios en acción poética y programas estéticos. Casual o intencionada acción que cumplió su rol para ampliar el canon poético peruano.
Un rastreo importante y agudo sobre este hecho la da Miguel Angel Huamán en su artículo: La rebelión del margen: poesía peruana de los setentas (Revista de Crítica literaria latinoamericana: #39, 1994: pp.267-291) En todo caso, si no hay nada auténtico o fundacional en literatura lo que existió con Hora Zero fueron fenómenos de radicalización del habla poética, búsqueda y hallazgo de nuevas formaciones textuales. Negar la poesía de Hora Zero o el conjunto de la poesía de otros poetas de los años 70 es negar lo que no se pude negar. En todo caso, hay que volver a leer los poemarios sin apasionamientos o sin sesgos críticos miopes. La poesía de los años 70 existe y es vigorosa a pesar que muchos como el ya citado Miguel A. Huamán lo tildó como parte de una “poética desaliñada y prosáica” moviéndose en los marcos de un determinismo sociológico reduccionista. Seguirá pensando igual Miguel A. Huamán ahora que tenemos para la lectura los libros mayores de Tulio Mora, Jorge Pimentel, Enrique Verástegui, Juan Ramírez Ruiz. Y otros poetas de la llamada generación del 70 como José Watanabe, Cesáreo Martínez, Abelardo Sánchez león, Vladimir Herrera, etc.
Los de Hora Zero al hacer suyos algunos “hallazgos” anteriores de poetas que forman parte de su tradición (para citar los trabajos de Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostroza, Luis Hernández, Jorge E. Eielson, Pablo Guevara, Etc.) No son sino como colectivo el fluir de la tradición y la modernidad. A la vez, que lograron “inaugurar” una nueva poética con un nuevo giro en sus discursos donde se filtran como un collage datos históricos, propagandas, voces, mitologías, conversaciones, descripciones, etc, que llaman poesía integral. Concepto que es definido por Juan Ramírez Ruíz como: “.una totalización , donde se amalgame el todo individual como el todo universal”. (Juan Ramírez Ruiz : 1971, p.p. 110-118) o como la ampliación del concepto que da Tulio Mora sobre la poética del poema integral: “..formalmente en ella cabía todo como en una caja de sastre, la prosa, el verso, el ensayo, el lenguaje de las mass media” ( Tulio Mora, 2000. pp.7-14).
Si bien, es cierto que los del 70 intentaron por todos los medios parecerse a ellos mismos no podemos dejar de mencionar que poseían referencias antecesoras de poetas de otras generaciones (que van hasta César Vallejo, Carlos Oquendo de Amat, Jorge E. Eielson, Pablo Guevara, Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostroza) para mencionar algunos nombres en forma arbitraria que nos pueden dar ejemplos de un continum poético.
Manuel Morales se convierte en un puente transicional entre la generación del 60 y la del 70 ya que su poesía iniciaba un nuevo orden poético. Los del 70 profundizan e incluso “radicalizan ” los hallazgos de Manuel Morales. Mencionamos a otros poetas con cercanía de trabajo de los horacerianos como: Vladimir Herrera con su libro “Mate de cedrón”, Juan Ojeda con “Arte de navegar”, Abelardo Sánchez León, etc. Por otro lado, no podemos dejar de mencionar el trabajo que realizaron los poetas agrupados en: “Estación Reunida” (1967-1968) grupo nacido en los claustros de San Marcos figurando como animadores a: Oscar Málaga, Tulio Mora, Elqui Burgos, José Rosas Ribeyro, Patrick Rosas, etc. Existieron también grupos post- Hora Zero como “el movimiento de los poetas mágicos del Perú” siendo sus principales animadores: Omar Aramayo, César Toro Montalvo, Carlos Zúñiga, etc. Otro grupo es “Cirle” (1975), aparecido en la Universidad Católica, estando en ella; Ricardo Gonzáles Vigil, Nicolás Yerovi, Luis La Hoz, etc. Otro grupo es el llamado: “La sagrada familia” también dentro de la Católica, en este grupo destacan: Edgard O’hara, Guillermo Niño de Guzmán, Enrique Sánchez Hernani, Luis Alberto Castillo, Roger Santivañez, etc. Todas estas presencias grupales y a la vez individuales nos permite apuntar una primera característica de la poesía del 70 general y esta es la “ heterogeneidad poética” que caracteriza la poesía de esa década.
Mostrar los rasgos y/o características de la poesía hecha por los integrantes de Hora Zero es tan complejo por la diversidad de voces y estilos que estos desarrollaron; por ejemplo tratar de buscar rasgos comunes en obras como “Kenacort y Valium 10” de Jorge Pimentel con “Un par de vueltas por la realidad” de Juan Ramírez Ruiz, En los extramuros del mundo de Enrique Verástegui o Cementerio General de Tulio Mora, o los trabajos de Feliciano Mejía , Jorge Najar, Javier Dávila, Ricardo Oré, Fernando Cañola, Rubén Urbizagástegui, César Gamarra para citar algunos nombres se convierte en una tarea que aún no se ha iniciado sistemáticamente.
En Hora Zero la influencia sajona que había tenido una marca profunda en la generación anterior vía Ezra Pound, T.S. Elliot se amplia. Por otro lado, se toma en cuenta la presencia de la obra de Bertold Brecht en el tono de relación con el sujeto a quien se dirige dicho arte. Pero a la vez, se da la influencia del poeta norteamericano Charles Olsón autor de “poemas máximos”que había llevado a cabo un proyecto poético importante que fue el “Black Mountain Collegue” una especie de taller poético donde se trabajó la teoría del “verso proyectivo” que sirvió como referente importante a los poetas de Hora Zero. Tampoco podemos dejar de mencionar la presencia de la generación beat norteamericana Allen Gimsberg, Jack Kerouac, Gregory Corso y otros de quienes no sólo tomarán la influencia de sus obras, sino también el aspecto de vida que estos desarrollaron. Hay que apuntar además la línea vanguardista del Surrealismo, del futurismo europeo. Lugar aparte merece la alusión a Alberto Hidalgo y el Simplismo, A Valdelomar y Colónida, etc. Otra influencia en la poesía de Hora Zero básica fue la lectura del marxismo-leninismo.
Edgar O'hara señaló al respecto: “...es indudable que cuando se dice “el lenguaje del 70” persiste una asociación con el discurso grupal de Hora Zero y los poetas de su periferia. En pocas palabras: un discurso coloquial y directo, de referencias culturales y geográficas, de largo aliento y contextualizado en zonas delimitadas de la ciudad dentro del conocimiento (o desconocimiento) intelectual de los lectores. En un margen. “Poemas de entrecasa” (1969) Manuel Morales, con su temática de barrio y noche joven, “juerguera y jerguera; y en la otra, “Contra natura” (1971) de Rodolfo Hinostroza, con sus apotegmas contra el poder y el desfile de los años 60 europeos con los clochards bajo los puentes de París cifrando acertijos del viejo Ez. De estos dos polos, más una dosis beatnik, nace la más importante retórica que abarca buena parte de los 70.
La poesía de los 70 se hace plural el mismo O’hara es quien enmarca en forma precisa el lenguaje de los 70 en tres bloques por un lado: el lenguaje grupal de Hora Zero y sus alrededores, luego el lenguaje bajo el cual se identifican los impulsores de la revista “Creación y Crítica” y en otro plano los de la revista “Mabú”; finalmente los lenguajes particulares – mayoría de la voces poéticas desde 1975- para adelante. Al margen de estas divisiones del lenguaje de la poesía del 70 esta nos permite comprender y a la vez aceptar que el lenguaje adquiere una frescura por mostrar la cotidaneidad dentro de los discursos poéticos “un discurso coloquial directo que intenta la masificación de la poesía pero también la dispersa y aísla” como señala Miguel A. Huamán. Esto nos permite sostener que Hora Zero práctica un lenguaje reflexivo en torno a un momento histórico concreto (el gobierno reformista –revolucionario de Velasco) pero a la vez, es la expresión de autenticidad de que algo nuevo se había empezado a edificar.
Los jóvenes de Hora Zero y otros que no conformaron este movimiento a decir de Verástegui “... también aportan el lenguaje de la subversión, es decir el lenguaje pasional, explosión de las emociones reprimidas largamente en nuestra historia literaria, el afloramiento de los mundos subconscientes, las flores carnívoras del sueño, es decir el revés de la historia, reverso que nadie conoce y que nadie habla, las historias cotidianas como respuestas a las epopeyas heroicas ...”. Un hecho importante en esta construcción colectiva es la presencia de un bloque de poetas venidos de provincias que provocan que el lenguaje de cada discurso poético se cargue de oralidad y se conviertan en algo novedoso frente a lo que se había venido realizando (salvo tímidas excepciones) de ahí, que Mirko Lauer reconozca incluso que los poetas de la generación del 70 son también ejemplares en la construcción de un nuevo lenguaje coloquial. Este es un punto de vista para estudiar a la poesía no solo como oposición entre poesía social y pura sino también como la poesía de lenguaje poético y de lenguaje coloquial. Querramos o no la poesía de Hora Zero utiliza un lenguaje radicalizado frente a las generaciones anteriores por ese tono que linda en lo hosco, lo jerguero, lo irónico y mediante el cual se refleja la realidad desde otra visión. En esta poesía se puede ver lo “vedado” se puede poetizar de los bares, los burdeles, las mesas, los anuncios de neón, del individuo en su soledad y en su diario transcurrir, de la asfixiante sociedad que va deteriorando a los individuos, en traumas, locuras, neurosis, etc. Y no es ajeno encontrar por eso en las obras poéticas de los integrantes de Hora Zero palabras que actúan como marcas dentro del poema que nos remiten a algo tan cercano a nosotros como es la rutina de vivir en una sociedad centralista. Algunos palabras usadas en los textos de estos poetas que estarían mostrando un rasgo de ruptura llegando incluso a un uso croprolálico son las siguientes: por ejemplo en los poemas de Verástegui encontramos: neurosis, claxons, avisos de neón, marihuana, limpiarme el culo, manicomios, locura, jodienda, teléfono, taxi, sexo caliente, orina, axilas, burdeles, ella quería su pedazo, etc. En Juan Ramírez Ruiz hallamos: máquinas sumadoras, alambre, fumar cigarro, teléfono, focos encendidos, menstruo de fin de mes, la medio puta, neurosis, intestinos, defecaban, perfecta cagada, mis testículos, baba, gonorrea menstruación la medio puta, rincón barato etc. En Jorge Pimentel; sudoroso, orines, te dopan, chinganea, vagabundos, gallinazo de basurales, bares, cafés, avisos luminosos, los chanchos que volaron, se lo tiran, chaira, etc. Podemos continuar buscando más constantes en los objetos referidos, en partes relacionadas al cuerpo, en torno al desarrollo vital de hombres en forma diaria, desde el levantarse de la cama hasta entrar a un burdel o un bar a fumar y tomarse unas cervezas. Pero lo más importante no es la forma aislada de entenderlas tal como lo estoy haciendo sino leerlas en el contexto de la estructura poética y dentro de los parámetros de la poesía integral que ellos propugnaban. En este proceso “la radicalización del lenguaje” dentro del discurso, no existen palabras aisladas sino estas forman parte de un discurso mayor y deben ser entendidas dentro del macrodiscurso en la que se convierte la poesía del grupo Hora Zero en esa voz colectiva que aún suena en los oídos.
En Hora Zero el desenfado, lo antipoético se convierte en testimonio de una época. Como diría O'hara: “el poema lírico deja paso a patadas y gritos a la euforia épica del canto nocturno” pudiendo agregar que no solo asistimos a la épica del canto nocturno sino también a la épica de lo diurno, cada texto es un himno a la vida jubilosa. Este hecho no creo sea una imitación, ni descubrimiento sino una forma de plantear la poesía. Aquella que reflejaba la movilidad de la época como signo de migración, de expansión de la ciudad y de los nuevos limeños. Aquellos sus sujetos marginales que de la periferia ingresaban al centro para crear nuevos centros en lo que llamaron bases poéticas democráticas. Asistíamos a la descentralización de la poesía en la propia urbe y en las provincias.
Otra acción de la poesía de Hora Zero es el ahondamiento en el verso libre que llega a mostrarnos poemas extensos en donde fácilmente podemos confundir prosa y verso por la presencia gravitante de la descripción a través de los discursos poéticos moviéndose en un sentido semionarrativo, una referencialidad a testimoniar la épica cotidiana.
El ritmo también sufre un gran cambio pudiendo señalar que esta se da con un tono áspero que nos hace recordar la música estridente del rock and roll e incluso la presencia de otras expresiones musicales que podamos equipararla como la salsa o la tan promocionada música latinoamericana.
Parte del texto leído en el : SEMINARIO POESIA PERUANA DEL 70 MARGINALIDAD–ORALIDAD- NUEVOS SUJETOS MIGRANTES DESCENTRADOS realizado el 11,12, y 13 de agosto de 2005 en la UNMSM.
martes, setiembre 09, 2008
MANUEL SCORZA Y LOS POPULIBROS
miércoles, setiembre 03, 2008
JOSE MARIA ARGUEDAS ESCRITOR Y DOCENTE
Raúl Jurado Párraga
José María Arguedas es el gran escritor y a la vez, un docente innovador de la práctica educativa. Para Arguedas la relación de la educación con la etnoliteratura es un signo de rescate permanente del imaginario cultural andino. Acaso, Arguedas sea sólo un sujeto que posibilita la “traducibilidad” del espacio andino en todas sus manifestaciones así como también en la aplicabilidad de las diversas categorías que estas poseen. Para ello Arguedas incide en su experiencia docente y monitorea a sus discípulos hasta lograr con ellos un registro no sólo de creaciones individuales sino del rescate de la memoria cultural de los pueblos andinos (léase por ejemplo el folleto” Pumacahua”, 1940 que es un documento de esa práctica de acopio y creatividad de sus alumnos; resaltan en sus 32 páginas canciones populares, cuentos, poemas, fiestas y costumbres del Cusco. No hay que olvidar que esta experiencia fue realizada en el Colegio Nacional Mateo Pumacahua de Sicuani, donde laboró Arguedas). Y lo que llama la atención es como, el propio Arguedas organiza, desarrolla y muestra un trabajo final utilizando una didáctica centrada en la construcción de un conocimiento de “la intimidad espiritual del pueblo” no sólo es un despertar de una creatividad de los alumnos sino una identificación con el contexto en la cual se gesta este documento. Una prueba mucho mayor y a nivel personal se puede leer en diversos trabajos realizados por Arguedas como por ejemplo en: Canto Keshwa, 1938 (21 canciones folklóricas de la zona de Ayacucho) en Canciones y cuentos del pueblo quechua, 1949 (28 canciones, 9 cantos de trilla y 9 cuentos hermosos en donde resalta: El torito de la piel brillante, la amante de la culebra, el joven que subió al cielo, el jefe del pueblo y el demonio, la amante del cóndor, el negociante de harina, Isicha Puytu. O en el libro colectivo editado junto a Francisco Izquierdo Ríos bajo el título de Mitos, leyendas y cuentos peruanos, 1947, 1970 (contiene 2 mitos, 51 leyendas y 10 cuentos de la sierra, 16 leyendas y 22 cuentos de la selva y 20 leyendas de la costa. Un trabajo de recopilación de la vasta tradición oral realizada por alumnos en su mayoría del Colegio Miguel Grau de Magdalena. Etc. En estos trabajos no sólo hallamos la intención de un etnólogo que recopila diversas expresiones literarias sino otras que reciben el nombre genérico de folklore.
Arguedas pone en acción una práctica profesional desde su postura de antropólogo que lo vincula a un accionar educativo haciendo que los discursos recopilados sirvan como registros de una cultura importante que debe mantenerse ampliando su canon de oralidad a través del uso de la escritura. Arguedas ensaya una práctica importante dentro de la etnoliteratura registrar todo lo reconocible como estatuto quechua- andino, y con ello lograr un sentido hermeneútico que debe conducir a un saber apoyado en lo que Arguedas llamó el método cultural. Validar el idioma y dentro de ella expresar la intimidad de nuestra cultura hoy mestiza e hirviente.