lunes, agosto 27, 2007

SOBRE MEMORIAS IN SANTAS





Más que una mera imitación de la realidad —como pensaba Aristóteles—, la poesía reconstruye una imagen de dicha realidad de manera original; para ello la percepción de los acontecimientos pasa por varios filtros, semejante a un rayo refracto que brota de una realidad perniciosa que se expresa en emociones intraducibles o en imágenes enigmáticas, la mayoría de las veces a través de una simbología muy personal.En este sentido, los efectos del conflicto armado interno que vivió nuestro país durante los años ochenta y principios de los noventa se perciben en los poemas reunidos en Memorias in santas. Antología de poesía escrita por mujeres sobre la violencia política a través de diversas formas, en algunos casos cruda y explícita; en otros, de forma velada y misteriosa.La poesía que se publica en este volumen responde a una antigua pregunta que sigue vigente, formulada por el filósofo alemán Adorno después de la Segunda Guerra Mundial: ¿Es posible escribir poesía después de Auschwitz? ¿Es posible escribir poesía durante y después de un conflicto armado como el de hace veinte años en el Perú? La poesía, el arte no cesan, los/las poetas y los escritores seguirán inspirándose en la realidad, sea ésta reflejo del mal; el mal no como lo entendía Bataille desde su concepción romántico-transgresora, sino desde la idea de crímenes políticos y éticos.Algunos de los poemas en el presente libro datan de la época del conflicto armado, otros salieron a la luz años después del cese de la guerra. Los sentimientos ante el peligro y el miedo en los poemas están asociados con la noche y la soledad, aunque también con el peligro y la incertidumbre.Uno de los aportes del libro es dejar escuchar la voz del otro, de la otra. La palabra de la mujer campesina nos habla con la voz de sus adentros para denunciar la violencia sexual, método del enemigo en la guerra para someter a las mujeres, para despojarlas de su dignidad. Es la otra cara de la poesía, la que dialoga con las lideresas populares asesinadas, con las guerrilleras muertas en combate o con los íconos de la cultura popular. Así, los poemas se internan entre montañas, llegan a lugares olvidados por el Estado peruano, a los escenarios de los enfrentamientos entre el Ejército y Sendero Luminoso. Cuando no, deambulan temerosos por la universidad, la cual ha sido intervenida por uno y otro bando y ya no es un referente cultural sino el sitio donde el peligro es inminente. Es lo mismo, dentro o afuera, la locura nos llama. Tanto en el terreno de lo íntimo como en el mundo exterior, el mal se ha instalado. Memorias in santas surge como testimonio literario de una época oscura y sangrienta.
Carmen Ollé realiza una apreciación muy peculiar de la antología titulada: Memoria In santas donde figuran autoras como: Gloria Mendoza Borda,Patricia Alba, Montserrat Álvarez, Violeta Barrientos, Grecia Cáceres, Rosella Di Paolo, Mariela Dreyfus, Carolina Fernández, Ericka Ghersi, Victoria Guerrero, Luisa Fernanda Lindo, Isabel Matta, Cecilia Podestá, Dalmacia Ruiz Rosas, Milagros Salcedo, Rocío Silva Santisteban, Mary Soto y Rosina Valcárcel. Un texto que enriquece la producción de las escritoras mujeres de nuestro país.

domingo, agosto 19, 2007

AYUDEMOS A LOS HERMANOS DEL SUR


Si tienes sensibilidad y valoras a tu hermano ponte de pie y ayudemos con lo que podamos. ICA,PISCO, ICA y otros pueblos del sur lo necesitan.


LINEA DE INFORMACION SOBRE DESAPARECIDOS: 0-800-10-628

AYUDA QUE SE REQUIERE PRINCIPALMENTE:-

Víveres no perecibles (especialmente conservas)-

Medicinas para el dolor, analgésicos y antiinflamatorios

Vendas y otros implementos para fracturas

Ropa en buen estado; frazadas y mantas

Utensilios de cocina y para dormir

Bidones de Agua.

LUGARES A LOS QUE SE PUEDE LLEVAR AYUDA:

- Estadio Nacional, puerta 14

- Comisión Episcopal de Acción Social: Av. Salaverry 1945 Lince

- Esquina de Av. San Borja Norte y Av. Boulevard, frente al Pentagonito.

- Municipalidad de San Borja: Av. Joaquín Madrid, cuadra 2.

- Centro Comercial Ebony: Av. San Borja Sur con Av. Parque Sur.

- Plaza Vea de Av. Javier Prado.

- Puertas de la PUCP

- Puertas de Canales de Televisión- Scipcion Llona 350, Miraflores (cdra 42 y 43 de la av arequipa)

- Ministerio de Justicia

DONACION DE SANGRE:- Ministerio de Salud (Av. Salaverry 801 Jesús Maria)

- Hospitales a nivel nacional- Plaza de Armas de Lima

CUENTAS BANCARIAS:

Banco Continental:011-0444-4444444444 (soles)

011-0444-4444444446 (dólares)

011-0444-4444444447 (euros)

Banco de Crédito:193-199999998- 0-15 (soles)

193-199999999- 1-16 (dólares)

Scotiabank:Moneda Nacional 5074657

Moneda Extranjera 3022500

Interbank:Cta. Soles: 200-0000001119

Cta. Dólares: 200-0000001118

domingo, agosto 12, 2007


UNIVERSO DE TU CUERPO


Raúl Jurado Párraga

Algunos aprenden a tocar melodías hermosas en el piano

pero a mi me basta tocar tu cuerpo

y arrancarle el fuego dormido a tu edad.

Algunos se vuelven sabios de tanto leer el cielo infinito

pero a mi me basta explorar la geografía pálida de tus latidos.

Algunos escriben cartas de pasión

mirando las tardes pobladas de gorriones y estrellas

a mi me basta dibujar con mi lengua los pliegues de tu saliva de azúcar y vino

y así, estrellarme de puro gozo en la profundidad de tus gemidos.

Algunos dicen sentir la felicidad

cuando cogen gotas de agua de un cuerpo

y recorren las calles abrazando la misma sombra del deseo y la locura

a mi sólo me basta dormirme en tu cuerpo de duna

sentir tu olor a algas

atizar tu boca encendida

silenciar mi voz con tu risa

aprender la lección de tu limpieza

recorrer de punta a punta tus venas

ahogarme de música con tus murmullos

dibujarme en el lunar secreto de tus músculos

esculpir tu cuello de humo con el cristal de mis dedos

beberme el sudor del surtidor de tu ombligo

respirar tus palabras de agua y tierra

adornar de hormigas ebrias tu cintura

vivir infinitamente sobre tu bóveda de paraíso

sólo eso me basta para entenderte.

SONIDO

Tocan tu ventana

Y no abres

Por que el viento

Puede dañar tus cabellos

Tocan tu puerta

Y no abres

Por que un hombre

Viene a cobrarte una deuda

Tocan la casa

Y levantas la mirada

Al cielo

Sabes que no podrás

Negarte a abrir

Pues un ventarrón

Te elevará al aire

Y tu negativa

No servirá para nada

Pues junto a ti

Esta el hombre

El viento

Que ahora abrazas

Y te elevan a cumplir

Con tu deuda


INCENDIO

Se que incendio tu cuerpo y la sombra de tu alma

te conozco tanto

que las torres inventadas en tu nombre

me saben a dulce melancolía de viejo

que ante ti mi memoria

esta hecha para el silencio

como ahora

que miro como nacen los caracoles bajo la lluvia

cuando incendio la pradera eléctrica de tu lengua.


DESEO

No voy a morir

sin tocar tu piel

sin saber que olor tiene tu boca

sin saber que paloma se ha escondido

en tu pecho,

sin haber olfateado tus muslos

sin saber a que sabe tu cuello

cortado por mis dientes

No voy a morir

pero ya vez mis palabras

me van demostrando lo contrario

estoy muriendo por ti bajo la luna
Hechicera.


RECUERDO

De ti me queda una gota

un pedazo de carne y un caballo de aire.

Hoy estoy juntando los fragmentos de tu risa

esa risa de iglesia infernal

esa mueca marina que me ahoga

en el vino rojo de mi pasión.

De ti me queda esa noche larga de lejanía

ese mar inmenso de locura

ya vez, algún día me agradecerás

haberte recordado en este poema.


CHOSICA

El tren y sus ruidos de colores a las seis de la mañana el río y su canto furioso a las seis de la tarde. Son doce campanadas de cobre las que se cuelgan en mi ventana mientras te confieso y rezo. Mientras trituro tu olvido mientras aplasto tu nombre con mis dedos
esta tarde en Chosica.










jueves, agosto 09, 2007


CALDO DE CABEZA

Fueron los wankas los guerreros que se comían
la cabeza de sus enemigos bajo la luz de la luna
fueron los hispanos los antiguerrreros que se comían
sus miserias escondidos bajo la sombra de sus miedos
oliendo el oro de sus sueños
pero esto es parte de la historia que nunca se escribirá
lo que quiero en todo caso es referir la crónica del caldo de cabeza
tomar en todo caso apunte de lo que aquí se cuenta
prender el fogón con bostas , pedazos de madera
y atizar hasta llegar
a la misma puerta del infierno
colocar una gran olla verter el mote limpio
aumentar el fuego hasta rechinar la furia de la candela
agregar la cabeza, patas del merino
y dejar que paguen sus culpas hasta hacerse suave como
la pulpa de la chirimoya,
más adelante aumentar mondongo, tripas y carne
cocinar por horas, horas horas
buscar un poco de sal, picar rápido perejil, cebolla china y limón
!ay caray! verán lo que pasa

martes, agosto 07, 2007

PIMER ENCUENTRO CON ARGUEDAS


Por: Miguel Gutiérrez


El primer cuento que leí de José María Arguedas hacia 1958 fue "Warma kuyay", que apareció en la valiosa antología La Narración en el Perú de Alberto Escobar, la primera en su género, que abarcaba desde los cronistas de la Conquista hasta los últimos narradores de la Generación del 50. Como he contado en otra oportunidad, Ciro Alegría ya me había introducido en el mundo de los Andes y en parte en el mundo de la Amazonía. Hasta entonces, a los trece años, yo había creído que no sólo el Perú sino el universo entero se reducía a mi ciudad natal, Piura, cuyo centro era la Plaza de Armas. Pero después de leer Los perros hambrientos y las dos novelas restantes de Alegría descubrí, asombrado, que, en realidad, el Perú era una patria más extensa, bella y compleja y que también en mi propia tierra piurana había indios a quienes había visto desde niño pero en su condición de seres invisibles. Sin embargo, recuerdo que la primera lectura de "Warma kuyay" me produjo la impresión de incursionar en otra dimensión de la realidad andina porque la voz del narrador confería una cierta extrañeza al español que yo conocía traspasándolo de emotividad y ternura, que en algo me hizo recordar los poemas de tema hogareño de Vallejo. Por supuesto, yo ignoraba por entonces que para alcanzar este lenguaje, en que los abundantes quechuismos no impedían la lectura fluida del discurso narrativo, Arguedas había tenido que librar una angustiosa contienda con el español convencional con el fin de dotar de verosimilitud a los diálogos de los personajes indios.El otro aspecto que significó para mí una revelación en ese momento era la condición del narrador, no por ser un niño, sino porque perteneciendo por nacimiento al sector de los mistis, de los señores, de los hacendados, había ya entregado su alma (con todo los desgarramientos y fracturas que ello supone) al pueblo indígena y a su universo cultural. Dos de las novelas de Ciro están escritas en tercera persona y por el uso que hace del español estándar establece una separación entre el autor y el mundo representado y lo mismo sucede en La serpiente de oro, aunque ésta se cuenta desde un "nosotros" en el que por momentos se impone la voz de Lucas Vilca, un cholo de Calemar, como el conductor del relato. De modo que el uso arguediano de la primer persona, como alter ego del propio autor, implicaba un compromiso íntimo, visceral, con la historia que contaba, con lo cual se intensifica la dimensión emotiva del discurso. El derecho a las primicias que tiene el gamonal con sus siervas núbiles es un tópico en la narrativa que alude a sociedades feudales; pero no es esto lo que confiere singularidad a "Warma kuyay", ni siquiera el amor que siente el niño por Justina, sino la relación del niño con el indio Kutu, siervo suyo y también enamorado de la muchacha, en quien actúa de manera simultánea el odio a su patrón, el violador, y el oscuro e irredimible miedo que éste le inspira. Entonces, en uno de los pasajes más estremecedores que yo había leído hasta entonces en la narrativa peruana, Kuto, un indio muy feo y gran laceador de novillos, con la complicidad del narrador, por las noches se venga con el zurriago rompiéndoles el lomo a los torillitos del patrón: "Uno, dos, tres… cien zurriagazos –cuenta el niño-; las crías se retorcían en el suelo, se tumbaban de espalda, lloraban; y el indio seguía encorvado, feroz. ¿Y yo? Me sentaba en un rincón y gozaba. Yo gozaba". Cuántas historias de mi infancia me hizo recordar este pasaje, como la de aquel anciano que se amarraba un trapo rojo en la cabeza y que flagelaba a la madre, los hijos y los animales del corral si osaban romper el silencio que él imponía en los días que lo poseía el rencor y furia. Después, en la historia, venía el remordimiento y la expiación del niño, sentimientos que yo, educado en colegio religioso, conocía demasiado bien. Muchas veces he leído este cuento, porque en miniatura contiene ya todo el universo arguediano, y recuerdo haberme aprendido de memoria algunos pasajes, como aquel, bellísimo, con que termina el relato y que resume la relación problemática –clave distintiva del género novelesco- que Arguedas tenía con el mundo: "El Kutu en un extremo y yo en otro. Él quizá habrá olvidado: está en su elemento; en un pueblecito tranquilo, aunque maula, será el mejor novillero, el mejor amansador de potrancas, y le respetarán los comuneros. Mientras yo, aquí, vivo amargado y pálido, como un animal de los llanos fríos, llevado a la orilla del mar, sobre arenales candentes y extraños".Después leí los cuentos restantes de Agua. El cuento que da el título al libro me interesó de manera especial, por su composición y el mundo social andino representado.El relato tiene una estructura escénica, casi teatral (como hará Arguedas de manera más amplia y compleja en Todas las sangres), en que las acciones en que participa toda la población tiene como escenario la aldea entera, y que sin idealizarlos (como el Kutu, hay indios cobardes o traidores a sus propias comunidades) dignifica al pueblo indígena, a través de la conducta de personajes como el Pantaleoncha que al enfrentarse a pecho descubierto con el hacendado dueño del pueblo muere abatido por las balas. El final es típicamente arguediano y recuerdo que cerca aún de la adolescencia, por el poder del lenguaje y la agónica sensibilidad del narrador, no permanecí indiferente ante su invocación: "Me caí, y como en la iglesia, arrodillado sobre las yerbas secas mirando al tayta Chitulla, le rogué: - Tayta: ¡que se mueran los principales de todas partes!".He contado esto porque al acercarme por primera vez (¿hacia fines de 1961?) a José María Arguedas ya estaba algo familiarizado con su mundo narrativo (y si bien todavía no había podido con Los ríos profundos, ya había leído Yawar fiesta, una novela que me gusta mucho, que he releído tres veces en su integridad e innumerables veces, por su carácter celebratorio, vuelo épico y dimensión maravillosa, los capítulos "Wakawak'ras, trompetas de la tierra" y "El Misitu"), pero, además, porque entre todos los narradores peruanos de la última generación que yo leía como mucho provecho y admiración era con Arguedas con quien creía sentir una mayor afinidad humana. Por entonces ya me había trasladado de la Católica a San Marcos, había abandonado los estudios de Derecho y fuera de la literatura no me interesaba nada en la vida. Pero lo más desatinado era que no me matriculé en Literatura, sino que deambulé por diversas especialidades (la más absurda de las cuales fue la de sociología), aunque escuchaba con placer algunas clases de filosofía e historia, las dos disciplinas que más me interesaban pues estimulaban mi imaginación. Entre tanto desde hacía unos tres años atrás venía escribiendo cuentos, diversos tipos de cuentos, pero por razones de temperamento, en la que se mezclaban la timidez con la soberbia, no tenía ningún vínculo con los círculos literarios, mis lectores eran mis antiguos condiscípulos de colegio, en especial, uno de ellos que era un buen lector desde los años de la infancia. Eran noches de bohemia, desordenadas y exultantes pero también terriblemente desoladoras, de modo que a estos amigos les leía, eufórico y temeroso, mis primeras historias que ellos con generosidad alcohólica celebraban, y yo en retribución les obsequiaba mis originales. Desde luego, como les sucede a los jóvenes con vocación literaria, en cualquier momento, aun en los momentos de mayor entusiasmo, me asaltaba la pregunta sobre si tenía o no talento de escritor. Los jóvenes que han pasado por este trance, saben que es una duda angustiosa, desesperante, que puede hundirte en la más oscura noche. Y comprendí que no había otro camino que mostrar tus relatos a la gente del oficio y a los estudiosos de la literatura. De modo que un día me armé de valor, escogí y saqué copia de tres de mis cuentos y con la audacia que sólo los jóvenes tienen, decidí entregar en un mismo día una copia a un narrador (José María Arguedas), a un poeta (Wáshington Delgado) y a un crítico (Armando Zubizarreta). En el caso de Arguedas, lo esperé a la salida de la clase de Etnología que dicta en uno de los salones generales de letras de la ciudad universitaria. Supongo que me dirigí a él de manera torpe, entre modesto y me temo que con alguna pizca de arrogancia. Arguedas, que era un hombre abierto, jovial y carente de solemnidad, entendió de inmediato de lo que se trataba (¡cuántos jóvenes a lo largo de los años se habrían acercado a él para darle a leer sus primeros trabajos!), recibió mis cuentos, hizo que le repitiera mi nombre y se adelantó a decirme que lo buscara a la salida de su próxima clase. Y esto me colmó de alegría y gratitud, pues yo había calculado que debido a su carga docente y a sus trabajos creativos tendría que permanecer en un odioso limbo de por lo menos de unos treinta días.Cuando una semana después volví a entrevistarme con Arguedas, yo ya conocía la opinión positiva y tan generosa de Washington Delgado sobre mis cuentos, quien, incluso, me pidió uno de ellos para publicarlo en la revista que dirigía Jorge Puccinelli Letras peruanas. También la opinión de José María fue muy favorable y coincidió con Washington en señalar cuál de los tres cuentos era el menos logrado, un texto que debía trabajarlo más o, mejor aun, reescribirlo (extrañamente, el veredicto de Zubizarreta, quien me había citado para un mes después, fue distinto; según él, éste era de los tres cuentos el único más o menos aceptable). De inmediato, Arguedas eligió el cuento que más le había gustado y en una tarjeta le escribió una nota a Abelardo Oquendo recomendando su publicación en el Dominical de El Comercio. Oquendo, a quien por primera vez conocía, me recibió en las gradas de la escalera de mármol del Diario, leyó rápido el texto y al final me dijo que por desgracia no podía publicarse en el entonces famoso Suplemento porque en el cuento se utilizaba una mala palabra (una cosa como "mierda" o "carajo") y al respecto existían normas muy estrictas. Arguedas no hizo ningún comentario a esto, pero me dijo que no me preocupara porque más adelante podía hacer publicar mi narración en una revista chilena. Luego me hizo una invitación que habría de tener una gran influencia en mis años formativos de escritor. Me dijo que cada vez que deseara conversar e intercambiar ideas con él, lo visitara ("con toda, con absoluta confianza", subrayó) a su oficina del Museo de la avenida Alfonso Ugarte, cuyo director, si mal no recuerdo, era el anciano historiador Luis E. Valcárcel.Frecuenté a José María (pero siempre lo llamé "Don José María", pese a que varias veces me invitó a que, por favor, le hablara de "tú") durante cerca de cuatro años y recuerdo que lo primero que me impresionó fue su aspecto nada académico, nada grave ni formal, y su sencillez y camaradería. Para mí definía su rostro no su frente amplia e inteligente ni su bigote característico, sino la luminosidad que irradiaban sus ojos, abiertos como si quisieran devorar la belleza del mundo y celebrar la vida. Y esto, en principio, me desconcertó, pues los desgarramientos que trasuntaban sus historias te lo hacía imaginar como un hombre melancólico y quizá algo sombrío. Por el contrario, reía con franqueza y júbilo, hasta la carcajada, y cada vez que nos reuníamos me contaba con placer y verdadero arte el último chiste que circulaba por Lima. En cambio, según los pocos amigos que yo tenía por entonces (y que cada mañana corroboraba mi propio espejo), mi rostro era apretado, hermético, no demasiado amigable y más bien algo altivo para ocultar mi insuperable timidez. Por eso, entre los dos, me parecía que José María (que ya debía haber cumplido los sesenta años) era el joven, el muchacho lleno de optimismo, con muchas tareas por cumplir, y yo el hombre mayor, viejo y desesperanzado. Y es que por esos años Arguedas atravesaba por un espléndido momento creativo y de dicha personal, por lo demás en consonancia con la época que se estaba viviendo llena de esperanza para todos aquellos que soñaban con un cambio revolucionario del mundo.Yo iba a visitarlo a su oficina del museo y de ahí salíamos, atravesábamos la avenida y en el cafetín de un japonés que hasta hace pocos años funcionaba en la esquina tomábamos varias tazas de un pésimo café, pero que la charla (la charla de José María) tornaba deleitable. Varias veces llevé a algún amigo paisano y en más de una oportunidad coincidí con otros jóvenes universitarios, como Rodrigo Montoya mucho antes de que cambiara la literatura por la antropología. Aunque Arguedas sabía escuchar, en los primeros tiempo prefería yo ser el oyente, pues quería saber todos los secretos del novelista y erigirlo en mi modelo. Pero en general él evitaba las pláticas demasiado literarias, si bien me escuchaba con paciencia hablarle de los autores europeos y norteamericanos últimos que por entonces eran mis ídolos. Por mi parte lamento no haber insistido suficiente en preguntarle por la edad en que empezó a leer novelas y cuáles de éstas determinaron su vocación literaria. Me habló sí de una dolencia nerviosa que durante años lo había incapacitado para la lectura. Con todo, antes del fenómeno del boom me confió algunas opiniones sobre unos pocos autores. Sentía una gran admiración y afecto personal por Juan Rulfo a quien había conocido en un encuentro de escritores latinoamericanos en Alemania, cuando el autor de Pedro Páramo atravesaba por una grave crisis de alcoholismo. Sentía también alta estima por la obra de Roa Bastos dedicada de manera íntegra a su patria Paraguay de la cual vivía desterrado desde hacía muchos años por su oposición a la dictadura. De Asturias me dijo que al comienzo le fascinó su narrativa, pero que después le hastió el barroquismo surrealista de su prosa. Me confesó que por su excesivo intelectualismo, Carpentier no se encontraba entre sus autores favoritos. En otra ocasión en que yo le hablaba de Ciro Alegría, me dijo que la única obra que le había gustado de Ciro era La serpiente de oro. No recuerdo haberlo escuchado referirse a Borges, pero sí, varias veces, a Vallejo, no sólo por su poesía sino por El tungsteno, cuya lectura dejó una honda huella en él y en gran parte determinó la orientación social de su narrativa. Elogió sin reservas a Faulkner y me aseguró que su novela Las palmeras salvajes lo había deslumbrado. Por último alabó las ficciones del escritor islandés Harold Laxness, lo cual me llevó a leer algunas de sus novelas, como Gente independiente, Campanas de Islandia y su tetralogía Luz del mundo. Recuerdo que con Washington Delgado alguna vez charlamos sobre la afinidad del mundo de Arguedas con el mundo revelado por Laxness en su gran novela Gente independiente.En una de las primeras reuniones que tuvimos en aquel cafetín, le pregunté si estaba escribiendo una nueva novela. Recuerdo que aquella mañana a José María se le veía más alegre y feliz que la última reunión que tuvimos, y en vez de responder mi pregunta me contó un chiste algo sucio sobre el fiasco que le pasó a un gallinazo coprófago mientras esperaba su almuerzo. El chiste era muy bueno, sobre todo por la forma cómo lo contó y que el propio Arguedas celebró con una carcajada que resonó en todo el salón. De pronto guardó silencio y casi sin transición el brillo de sus ojos adquirió un matiz que expresaban turbación y dicha. Fue la primera vez que su charla se hizo íntima, confidencial y yo intuí (y me preparé para escuchar) que se trataba de la revelación de alguna experiencia amatoria seria y profunda. No voy a contar aquí detalles de aquella larga confidencia, pero si me permitiré afirmar que José María se hallaba en un estado de exaltación y felicidad. Me dijo que debido al nacimiento de este amor –un amor pleno, erótico- no sólo le había devuelto el gusto por la vida, sino que había recuperado sus poderes creativos. Muchas historias bullían en su imaginación y sentía que le sobraba energía para plasmarlas, y recuerdo que mientras me contaba esto, por un instante se me cruzó la imagen de Hemingway que no hacía mucho se había suicidado disparándose en la boca con un rifle. Pero era verdad que José María Arguedas atravesaba por un maravilloso momento creativo. El año anterior había publicado El Sexto y yo ya sabía por Wáshington que Sologuren estaba componiendo en su pequeña Minerva, lo que según el propio Arguedas sería su mejor cuento: "La agonía de Rasu-Ñiti". Quizá azorado por la confidencia que acababa de hacerme, calló bruscamente. Pidió luego otras dos tazas de café y me preguntó si todavía quería saber lo que estaba escribiendo. Le respondí que por supuesto que sí, que (y no exageraba) estaba ansioso por escucharlo. Entonces, en dos reuniones, me narró de la manera más minuciosa y entretenida (pues era un estupendo narrador oral) la novela que ya tenía muy avanzada, Todas las sangres, y consideraba que sería su mejor novela. Poco tiempo después, una mañana que con Tomas Escajadillo caminábamos por La Colmena en dirección a La Casona de San Marcos, vimos que José María descendía de un auto en el antiguo paradero de colectivos a Chosica y nos acercamos a saludarlo. Lo vimos, recuerdo, distraído, como remoto, como desconsolado; al reconocernos, con un tono de voz que a mí me hizo recordar al niño de "Warma kuyay" y a Ernesto de Los ríos profundos, nos dijo: "yo no quería hacerlo, yo deseaba que viviese, pero tuve que matarlo. ¡Anoche fusilaron a Rendón Willka!".Si José María Arguedas quiso ejercer algún magisterio conmigo no fue en el plano de la política, entendida ésta como lucha de clases. Ciertamente conversamos sobre la revolución cubana, sobre la crisis de los cohetes, sobre los jóvenes que viajaban a Cuba para prepararse como guerrilleros, sobre el auge del movimiento estudiantil universitario (desde las bases yo había participado en uno que otro mitin), sobre las luchas sindicales de obreros y campesinos, y con algo más de detenimiento sobre Hugo Blanco y la Federación de Campesinos del valle de La Convención. Es probable que Arguedas no se extendiera más en estos temas porque en esos años las cuestiones de ideología y política aún no ocupaban un lugar importante en mi pensamiento. Años atrás había leído como un gran poema El Manifiesto Comunista y de Mariátegui me interesaban sus escritos sobre literatura y arte, y de modo privilegiado los dedicados a los movimientos de vanguardia. Faltaban dos o tres años para que empezara a interesarme realmente por el marxismo leyendo un libro sobre la polémica entre la URSS y China Popular en torno al movimiento comunista internacional. En cambio sospeché o más bien comprendí que José María quería guiarme de alguna manera (por cierto sin discursos ni peroratas) en dos problemas que estaban relacionados entre sí: orientar mi vocación literaria en el sentido de lo social y despertar mi interés por el mundo andino. Por ejemplo, en relación al primer problema, cuando fue nombrado Director de La Casa de la Cultura, él, con la generosidad que lo caracterizaba, me propuso otorgarme una beca por un año para que escribiera una novela sobre las barriadas, pues según él, éste era el gran tema de la novela urbana limeña y que Luis Felipe Angell había desvirtuado con su libro La tierra prometida. Aunque el mundo de las barriadas no me era del todo desconocido (en el segundo año de pre-letras había hecho trabajo barrial –así se le llamaba entonces-, con algunos condiscípulos de la Católica; y por otra parte conocía de cerca la historia de la creación de la barriada Mirones Bajo, porque en la invasión participaron mucha gente ayabaquina que era la tierra de mi madre), era, decía, un tema que lo sentía ajeno, extraño a las contiendas que se libraban dentro de mi propio yo. Esta fue la razón principal que me llevó a no aceptar la propuesta; la otra tenía que ver con una voz que me decía que los escritores no debían ser subvencionados por las instituciones del Estado. Creo que mi negativa decepcionó a Arguedas, o quizá lo lastimó, tanto que se sintió en la necesidad de explicarme las razones que lo llevaron a aceptar el cargo de Director de La Casa de la Cultura durante el gobierno militar que presidía el general Pérez Godoy. Con torpeza pero con respeto afectuoso y alguna vehemencia le manifesté mi opinión, en el sentido que los escritores debía mantenerse al margen del poder pero ésta es otra historia y tuvo lugar dos años después del tiempo en que transcurre esta evocación.Como seguramente ocurrió con otros escritores y poetas, Arguedas procuraba despertarme el interés y el amor por la región andina que –aseguraba- constituía un mundo complejo, trágico pero también cargado de la más pura belleza. Un día, alborozado, me invitó a almorzar a su casa, ubicada a espaldas del viejo Instituto de Enfermedades Neoplásicas, a dos pasos del Museo de Antropología, porque, me dijo, ese día habían preparado una exquisita quinua como segundo. El problema es que yo detestaba la quinua, pues durante dos años había vivido en una pensión cuya patrona era una señora chilena, alta y corpulenta, que cada jueves nos castigaba en el almuerzo con un plato de quinua hervida sin ningún aderezo donde flotaban millares de gusanitos blancos que era imposible apartarlos con el tenedor. Recuerdo que era un plato atroz, desabrido y (me parecía a mí) algo repulsivo. Mas, ¿cómo declinar ahora esta invitación sin que pareciera un desaire? De modo que controlé lo mejor que pude mi rostro y marché al sacrificio. Todavía José María vivía con su primera esposa Celia Bustamente, pero ella no almorzó con nosotros. Cuando la empleada puso en la mesa el plato de quinua acompañado con una fuente de arroz graneado, los ojos de Arguedas brillaban de orgullo por el potaje andino que en plato hondo me estaba brindando. Ahora bien; el plato que tenía ante mi vista no se parecía nada a la infame quinua a que nos tenía acostumbrados la patrona chilena. Los improbables gusanillos habían desaparecido en una suerte de crema de queso que generosamente bañaba a dos hermosas papas amarillas. Así, ya sin temor, probé el plato que de verdad era un potaje delicado, pero lo misterioso es que, acaso por la presencia del queso, recordé un plato de la sierra piurana, de Ayabaca, que mi madre solía preparar en memoria de sus padres, y ella lo cocinaba casi de manera clandestina, porque aparte de mí, no gustaba a mi padre ni a mis hermanos, pues lo consideraban un plato que sólo comían los serranos, a los cuales la gente denostaba llamándolos "serranos piquientos, patas con queso". Le conté esta historia a mi anfitrión y en seguida quiso saber el nombre del plato, los ingredientes y la preparación. El plato se llamaba repe, se hacía de guineos verdes, arvejas secas, queso de vaca, cebolla y achiote molido y se preparaba –le dije- de esta y otra manera. Creo que como nunca capté la atención de Arguedas y me pidió que le hablara de otros platos de la cocina piurana; pero como mis conocimientos de la culinaria de los andes piuranos eran muy limitados, le nombré algunos de los potajes de las tierras bajas, como el copús, la sopa de novios, las carnes aliñadas y un poco para sorprenderlo le conté de los pacazos que en el patio criaba mi abuelo alimentándolos de alfalfa y mondaduras de verduras y yucas y después los sacrificaba y despellejaba y luego maceraba con chicha de un día para otro la carne blanquísima y tierna y preparaba su exclusivo seco de capazo que servía con sarandajas y yucas de monte. Con gusto acepté repetir la quinua con queso. Luego José María comenzó a referirse a la culinaria andina, a las diversas cocinas andinas, de las punas y las quebradas de distintas regiones, y al describirme cada uno de los platos con sus ingredientes, los aliños y las formas de cocción, lo hacía con el mismo deleite y prolijidad con que describe los seres y cosas del mundo andino en las más memorables páginas de Los ríos profundos. Y mientras lo escuchaba comprendí que a través de la cocina y los alimentos yo ya me había introducido en lo más calido y tierno de un mundo que empezaba a sentirlo cercano y entrañable.En otra oportunidad fui al domicilio de José María en un estado depresivo lamentable. Como muchos jóvenes de misma edad, tenía problemas internos no resueltos aún, había prácticamente abandonado mis estudios, me aburría y humillaba dictar clases de redacción para señoritas en una academia de secretariado bilingüe y las largas noches de bohemia comenzaban a pesarme de manera atroz, y cada día era como vivir en un estado de resaca perpetua. Sin duda contribuía a acentuar estos estados de conciencia, y de ánimo, la atmósfera creada en los grupos juveniles por las últimas oleadas del existencialismo francés. ¿Qué joven que se respetase no caminaba, si eran de literatura, con La Náusea, o si de filosofía, con El Ser y la Nada, los dos libros emblemáticos de Sastre, bajo el brazo? Recuerdo que los temas más frecuentes de conversación eran sobre el suicidio y sobre el hombre como un ser arrojado a la nada, y cada quien, como Rocquetin, mientras deambulaba sin destino por los parques de Lima, recogía un guijarro para auscultarlo minuciosamente, y acceder a la experiencia de la náusea sartriana. Por cierto esta es una malvada caricatura, pues no todo era impostura en la conducta de los jóvenes; como no lo era, por ejemplo, en Pedrito Pinilla, en quien la angustia y la conciencia infeliz que lo poseía, tenía raíces más hondas que sus lecturas de Sartre. Pedrito pertenecía a una línea ilegítima de una poderosa familia trujillana, y me contó que su abuelo, que en verdad lo amaba, para enseñarle a ser patrón lo obligaba a flagelar a los peones indios recluidos en los cepos de sus haciendas. Y como el niño narrador de "Warma kuyay", una noche de tragos mi amigo me confesó: "¡Y yo los fueteaba, Miguel! ¡Yo los fueteaba para que mi abuelo no me arrojase de su casa!". No me sorprendió, por eso, cuando viajó a Cuba a recibir entrenamiento guerrillero, ni que de regreso al Perú integrase la guerrilla de Guillermo Lobatón. Y con el tiempo se supo que Pedrito Pinilla cayó en manos del ejército y que después de ser torturado desde un avión militar fue arrojado al vacío.No creo que hubiera demasiada impostura en mi rostro aquella mañana, pues apenas me observó José María al abrirme la puerta me preguntó si algo grave había ocurrido en mi familia. Por todo lo que había leído de él, yo tenía la certeza que por debajo o detrás de las irradiaciones de sus ojos, de su risa y carcajadas, de sus alegrías y exultaciones, corrientes subterráneas lo arrastraban hacia el hondón de sus traumas; sin embargo, fingiendo ingenuidad le pregunté si de vez en cuando lo invadían los demonios de la depresión, le pregunté si este estado de la conciencia lo ponía frente a la vacuidad de todas las cosas y le revelaba el absoluto sin sentido de la vida y le seguí preguntando de estas y otras cositas por el estilo, de acuerdo al rollo que se manejaba por esos años. Me acuerdo que Arguedas me respondió sin pizca de ironía y vi que su mirada se tornaba algo sombría. Sí, me dijo, a menudo tenía que luchar con esos sentimientos de angustia y desesperanza, pero enseguida agregó que tenía en la música andina el antídoto milagroso para recuperar el optimismo y el sentimiento de dicha por estar vivo. Por fortuna, aparte del charanguista Jaime Guardia y el violinista Máximo Damián, tenía otros amigos músicos en las barriadas a los que visitaba para hacerlos tocar y cantar juntos. Entonces hice un comentario que poco menos que lo escandalizó. "El problema, don José María –declaré- es que la música andina es demasiado triste". Y él: "¿Triste? ¿Dices, triste, Miguel? ¡Pero si es la música más alegre del mundo!". Y para demostrarlo trajo su guitarra, rasgó las cuerdas hasta que encontró el tono y empezó con un huayno. Me pareció una tonada tristísimo, que me puso al borde del llanto, aunque yo traté de guardar la compostura. Todavía interpretó algunas piezas más, de distintos géneros y lugares. Pero a mí, la verdad, en esa primera ocasión, todas las piezas me parecieron iguales. Poco después de ingresar en la universidad, sintonicé por unas semanas el único programa de música folclórica que se trasmitía a las seis de la mañana conducido por cierto señor de apellido Pizarro Cerrón. Acaso porque mi mente volaba por otras regiones, todo fue vano, pues toda esa sucesión de sonidos me parecían una masa sonora única de tonadas tristes y lamentatorias. Ahora, creo que José María se dio cuenta de mi desconcierto, pero se le pasó por alto que, escuchando sus cantos que no entendía, mi estado de ánimo había cambiado y para mis adentros me estaba diciendo que después de todo el mundo no era un mal sitio para vivir. Pero como dije, Arguedas no notó el cambio de expresión que debía haberse operado en mi rostro. De modo que dejó a un lado su guitarra y con cara fingidamente severa me dijo que me iba a impartir unas lecciones básicas para que yo continuara con mi educación musical, si es que un día quisiese comprender el espíritu del mundo andino. Recuerdo que tuvimos dos reuniones más, una en su casa para escuchar grabaciones y enseñarme a distinguir instrumentos, géneros y ritmos y sobre todo para diferenciar la música de los indios monolingües de las punas y la de los cholos y mistis de las aldeas y ciudades. La última lección, permítanme llamarla así, me la impartió en el cafetín del japonés; en voz baja y percutiendo con sus manos el tablero de la mesa, me cantaba tonadas en quechua y español, haciéndome las respectivas glosas; años después, revisando sus libros reconocía algunos fragmentos de esos cantos, como este que leí en su cuento "El forastero":No explicaría mi nacimientoeste dolor, este llanto,esta sombra que gritaen mis entrañas,helado cóndor…Cerca de un año después de haber conocido a Arguedas, y en gran parte influido por las charlas que sostuvimos, me dije que ya era tiempo de cumplir la promesa que me hice de subir a los andes cuando siendo todavía un churre leí Los perros hambrientos. Sentía que mi vida de bohemio ya no daba para más y entendí que alejarme por un tiempo de Lima me resultaría provechoso. De modo que renuncié a la Academia Brown y calculé que con la indemnización que recibí por tres años de trabajo y llevando una vida de austeridad extrema podía viajar durante unos seis meses por todo el centro y sur andinos. Quería visitar los sindicatos mineros de La Oroya y Cerro de Pasco que venían sosteniendo duras luchas con la Cerro de Pasco Corporation, un amigo me había pasado el dato que una comunidad del valle del Mantaro estaba haciendo gestiones para inaugurar un colegio comunal de secundaria y yo me propuse presentarme a los dirigentes y ofrecerles mis servicios como profesor, después, pasando Huancayo, me internaría en lo más profundo de los andes arguedianos y conocería a toda la variedad de indios arguedianos y a los mestizos arguedianos y a los caballeros empobrecidos y grandes señores arguedianos, deseaba beber con todos mis sentidos los olores, los sabores, los paisajes, la música del universo arguediano, porque entre los únicos libros que llevaba en mi mochila –los otros eran una antología mínima de la poesía del 50 y el poemario de Wáshington Delgado Para vivir mañana- se hallaba Los ríos profundos, que leería de manera muy pausada, saboreando cada una de las frases y tratando de reconocer los lugares descritos en la novela. Pero esto último no se lo revelé a Arguedas cuando le anuncié el largo viaje que emprendería al día siguiente. Recuerdo que don José María estuvo a punto de abrazarme de alegría. La otra cosa que recuerdo es que me preguntó sobre las razones de mi viaje. En tono de broma le respondí: "Voy a unirme a Hugo Blanco". Pero sólo era a medias una fanfarronada, porque una de las metas secretas que me impuse era entrar al valle de La Convención, instalarme unos días y Quillabamba y averiguar qué diablos estaba ocurriendo en Chaupimayo, el nombre que más venía apareciendo en los diarios, pues según las noticias Hugo Blanco se hallaba escondido en alguna cueva de las alturas de Chaupimayo .¿Y cómo no viajar para echar una mirada por esos lugares olvidados de mi país?julio, 2007


En la foto: Miguel Gutiérrez.


Tomado del Blog: Zona de Noticias del poeta Paolo de Lima

martes, julio 31, 2007

Premio Copé Internacional 2007: Poesía y Novela



Premio Copé Internacional 2007: Poesía y Novela
Bases de la XIII Bienal de Poesía"Premio Copé Internacional 2007"
1. Pueden participar todos los peruanos y extranjeros, sin distinción –excepto losganadores del Premio Copé Oro de las bienales anteriores de Poesía–, siempre que lasobras hayan sido escritas en español y se envíen en este idioma.2. El tema, metro y rima son libres.3. Los poemas deben conformar un poemario inédito –se considerará inédita la obra quehaya sido publicada parcialmente por cualquier medio–. La extensión mínima será de900 versos y la máxima de 1.500. Deben presentarse mecanografiados por una sola caraen papel A4, a espacio y medio entre líneas. En caso de que se escriba en computadora,deberá usarse letra Arial 12.4. Los participantes concursan bajo seudónimo.5. El poemario se presentará en cinco ejemplares legibles, debidamente compaginados,foliados, y anillados o "espiralados". Éstos deberán estar acompañado por un sobretamaño carta o similar cerrado, que en su exterior consigne el correspondienteseudónimo, y en el interior los nombres y apellidos del autor, número de documento deidentidad, lugar de nacimiento y dirección domiciliaria, dirección electrónica y teléfono,así como un breve resumen biográfico.6. Los concursantes podrán presentar más de un poemario al concurso, siempre que lohagan en sobres separados y con seudónimos diferentes.7. Los cinco ejemplares del poemario y el sobre tamaño carta o similar con los datosbiográficos del participante deberán guardarse en un sobre manila. Éste deberápresentarse o remitirse por correo postal hasta el viernes 28 de diciembre de 2007 a las17.00 horas a la siguiente dirección:SeñoresXIII Bienal de Poesía "Premio Copé Internacional 2007"Oficina Principal de PetroperúAvenida Paseo de la República 3361Lima 27, Perú8. También podrán remitirse a través de las Oficinas de Petroperú en provincias:Talara: Calle 400, Portón Nº 5, Talara, PerúPiura: Jirón Huánuco 228, Piura, PerúIquitos: Avenida La Marina 208, Iquitos, Perú9. Los premios serán:Primer Puesto: Trofeo Copé Oro y 16.000 nuevos solesSegundo Puesto: Trofeo Copé Plata y 10.000 nuevos solesTercer Puesto: Trofeo Copé Bronce y 7.000 nuevos soles
10. El Jurado Calificador estará integrado por un representante de cada una de lassiguientes instituciones: Academia Peruana de la Lengua, Instituto Nacional de Cultura,Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Pontificia Universidad Católica del Perú yPetróleos del Perú. El fallo será inapelable y se dará a conocer a partir de la segundaquincena de marzo de 2008.11. Los poemarios ganadores y los poemas de los finalistas que el Jurado Calificadorrecomiende por su calidad serán editados por Petroperú (bajo el sello Ediciones Copé),que se reserva los derechos para la primera edición por el período de tres años y parapublicaciones antológicas y por Internet sin límite de tiempo. Salvo esta reserva, losderechos de autor pertenecen totalmente a los premiados.12. Finalizado el concurso, los trabajos que no hayan ganado serán incinerados.13. Cualquier caso no previsto en las presentes bases se resolverá a criterio del JuradoCalificador y de los organizadores.
Bases de la I Bienal de Novela"Premio Copé Internacional 2007"
1. Pueden participar todos los peruanos y extranjeros, sin distinción, siempre que lasobras hayan sido escritas en español y se envíen en este idioma.2. El tema es libre.3. La novela debe ser inédita –se considerará inédita la obra que haya sido publicadaparcialmente por cualquier medio–. La extensión mínima será de 120 páginas y lamáxima de 350. Deben presentarse mecanografiadas por una sola cara en papel A4, aespacio y medio entre líneas. En caso de que se escriba en computadora, deberá usarseletra Arial 12.4. Los participantes concursan bajo seudónimo.5. La novela se presentará en cinco ejemplares legibles, debidamente compaginados,foliados, y anillados o "espiralados". Éstos deberán estar acompañados por un sobretamaño carta o similar cerrado, que en su exterior consigne el correspondienteseudónimo, y en el interior los nombres y apellidos del autor, número de documento deidentidad, lugar de nacimiento, dirección domiciliaria, dirección electrónica y teléfono,así como un breve resumen biográfico.6. Los concursantes podrán presentar más de una novela al concurso, siempre que lohagan en sobres separados y con seudónimos diferentes.7. Los cinco ejemplares de la novela y el sobre tamaño carta o similar con los datosbiográficos del participante deberán guardarse en un sobre manila. Éste deberápresentarse o remitirse por correo postal hasta el viernes 28 de diciembre de 2007 a las17.00 horas a la siguiente dirección:SeñoresI Bienal de Novela "Premio Copé Internacional 2007"Oficina Principal de PetroperúAvenida Paseo de la República 3361Lima 27, Perú8. También podrán remitirse a través de las Oficinas de Petroperú en provincias:Talara: Calle 400, Portón Nº 5, Talara, PerúPiura: Jirón Huánuco 228, Piura, PerúIquitos: Avenida La Marina 208, Iquitos, Perú9. El premio será único e indivisible:Primer Puesto: Trofeo Copé Oro y 33.000 nuevos soles
10. El Jurado Calificador estará integrado por un representante de cada una de lassiguientes instituciones: Academia Peruana de la Lengua, Instituto Nacional de Cultura,Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Pontificia Universidad Católica del Perú yPetróleos del Perú. El fallo será inapelable y se dará a conocer a partir de la segundaquincena de marzo de 2008.11. La novela ganadora será editada por Petroperú (bajo el sello Ediciones Copé), quese reserva los derechos para la primera edición por el período de tres años y parapublicaciones antológicas y por Internet sin límite de tiempo. Salvo esta reserva, losderechos de autor pertenecen totalmente a los premiados.12. Finalizado el concurso, los trabajos que no hayan ganado serán incinerados.13. Cualquier caso no previsto en las presentes bases se resolverá a criterio del JuradoCalificador y de los organizadores.

lunes, julio 30, 2007

POESIA OBJETO


LA POESIA OBJETO O LA ABIERTA BOCA DE LA IMAGINACION

Raúl Jurado Párraga



La poesía como actividad creativa es conceptualizada por el sujeto que la practica por poéticas de múltiples formas. A veces, se condensa en actos miméticos, otras veces se define en alusión a referentes polisemánticos enmarcadas en la mujer, la libertad, el fuego, el tiempo, etc. En otros casos, es definida como el supremo acto simbólico del lenguaje. Sólo lenguaje en función metafórica. Pero también se procura definir la poesía como actitud personal y/o colectiva. Así, nace la poesía pura y la poesía social enfrentados dicotómicamente dando lugar a sujetos de escritura conflictuados y/o ideologizados.
Dentro del canon de la poesía peruana se ha dado sin lugar a dudas un sinnúmero de posibilidades de escritura sea cual fuera la definición de poesía que se haya optado. Revisando la tradición poética peruana asistimos a ver discursos trabajados de manera experimental utilizando otras posibilidades cinestésicas hecho, que ha sido soslayado o poco recepcionado por la crítica y los lectores.
Realizada esta apreciación inicial, El Revisto Poético Humúnculus dirigida por la poeta Gladis Flores y el poeta Jose Farje Cuchillo organizaron la Primera Muestra Nacional de Poesía Objeto en el Perú, (*) en la cual participé activamente. Dónde incluso redacté una versión inicial de este manifiesto para esa ocasión. Ahí, puse mi punto de vista sobre lo que considero es una forma de hacer poesía. Debo mencionar que el poeta Pablo Guevara tuvo frases elogiosas para el texto inicial que he trastocado por ese afán casi maniático de corregir todo. En todo caso, con este texto un recuerdo honroso a la palabra del gran Pablo Guevara.
La poesía objeto resulta una variante “exótica” de producir poesía en nuestro país. Este tipo de poesía se muestra con una gran riqueza conceptual, experimental, plástica donde tranquilamente se puede filiar la poesía con otras expresiones artísticas.
La poesía de esta forma es un variante extraña en nuestro medio. Rastreando hallamos esta forma de trabajo en la obra poética de Carlos Oquendo de Amat quien con sus Cinco metros de poemas rompe la estructura formal del texto. Hecho, que no ha merecido un continuidad permanente. Pero debemos apuntar que la misma no ha dejado de producirse en otros autores. Quizás habría que darle una corporidad crítica para llenar ese vacío. Es a raíz del centenario de Oquendo donde se ha dado un impulso inusitado a este tipo de poesía e incluso se convocó a un concurso sobre poesía objeto evento patrocinado por la UNMSM y la revista Dedo Crítico que suponemos nos presentaran libros extraordinarios en es línea.
La poesía Objeto es una variante dentro de las llamadas poéticas experimentales (visual, caligramática, cinética, concreta, lúdica, objetual, fonemática, digital, electrónica, etc). Podemos hablar de una breve pero sólida tradición poética en las obras de Eielson, Aramayo, Ayala, Verásteguí, Juan Ramírez Ruiz, Toro, etc que son un registro interesante en esta línea.
Pero para entender mejor la poesía objeto y tener una apreciación motivadora aquí algunas ideas:
a) La poesía Objeto supone una propuesta bidimensional, tridimensional, infinidimensional del acto creativo.
b) La poesía Objeto posee sus propias significaciones que incorpora diversos soportes para promover la expansión de la palabra.
c) De hecho la poesía objeto moviliza la totalidad de los sentidos en una fiesta de movimiento lúdico y cinestésico expandiéndolos en múltiples direcciones.
d) Se busca la corporiedad del enunciado y no el vacío que da la simple escritura de un poema.
e) Al incorporar diversos soportes para su escritura – dibujo se logran diversas significaciones.
f) El fin de la poesía objeto es exteriorizar con ampliación del lenguaje las múltiples formas que esta pueda adquirir en el acto mismo de la creación.
g) la sensibilidad abraza la razón y de ese pacto nace el discurso en movimiento. Movilidad y semanticidad plena.
h) La poesía Objeto muestra un espacio de planos trabajados en diversos niveles que actúan como una estructura polifuncional.
i) La poesía objeto se confunde con otras menciones o en otro caso genera menciones a nivel de productos como: poema – escultura, poema- gráfico, poema- plástica, poema- Juego, poema- magia, poema- totalidad.
J) la poesía objeto nace donde termina la palabra. Ahí empieza una nueva palabra. Dónde termina el objeto comienza otro objeto. Donde termina el objeto comienza la escritura.
k) Poesía objeto es un organismo que vive en su propia raíz.
l) la poesía objeto no permite anular la tradición poética. Sino amplia la búsqueda de nuevos envases para inundar con nuevas marcas los espacios del cuerpo del lenguaje.
ll) La poesía objeto es una acto creativo donde la arquitectura de la palabra se convierte en maqueta de plástica, escultura, palabra, soporte, sonido, imagen, símbolo y alegoría.

En razón a lo expresado que esperamos seguir ampliando en otro trabajo invitamos al lector-espectador el “otro autor” a bucear e intentar crear una poética de libro objeto con la cual la literatura peruana tendrá un nueva propuesta artística.

* (El evento en mención se llevó a cabo en Lima el 25 de mayo del 2004 fue expuesto en el Bar Queirolo. Participaron varios poetas de distintas generaciones. Existen afiches y programas que fueron repartidos ese día. La exposición luego se realizó en la Cantuta y en otras universidades del País)


viernes, julio 27, 2007

XI


No puedo dejarte huérfana mujer
Con ese niño frágil en tu vientre
Debes subir a la montaña
Y convertirte en wuarmi Rumi
Te estaré mirando hasta que alzes vuelo
Hasta que nazca
Nuestro hijo y su flor amarilla
Estoy aquí, alza la vista torcaza
Estoy volando
soy el cóndor
El dios de la montaña
Wuarmicha no tengas miedo
Deja al niño en la montaña
Que pronto vendrá la lluvia buena.

martes, junio 26, 2007

UNIVERSIDAD, ESPACIO DIVIDIDO



( Materiales para construir un sueño)


Para: César Reyes Campos a
quién le hurté sus ideas sobre los
docentes con grados académicos




La Universidad es una de las instituciones con mayores posibilidades de reciclaje y reingeniería humana. Pero para llevar a cabo este acto de modernización debe amoldar su orientación colectiva bajo los parámetros de un acto revolucionario traumático y urgente. Para ello, sus agentes: profesores, alumnos y administrativos deben asistir a un shock que los ponga en el espacio de la modernidad. Peter Drucker en su libro: La Sociedad Postcapitalista dice: “ En la sociedad postcapitalista se puede asegurar que el que tenga algún conocimiento tendrá que adquirir nuevos conocimientos cada cuatro o cinco años, so pena de quedarse obsoletos.”, es decir a nosotros los docente universitarios, no nos basta saber algo, sino incrementar continuamente ese capital llamado conocimiento. Una universidad donde los docentes sólo ostentan sus grados de magíster o doctor como “insignias” no sirven para el cambio. Tampoco los que no los tienen. Porque en su gran mayoría presumo se hallan desprovistos del capital cultural y por ese hecho, han decrecido académicamente. Esto los está condenando a una individualidad profesional y en consecuencia, al atraso de la institución donde estos ejercen magisterio. Muchas veces ostentar un grado académico los lleva a la búsqueda del posicionamiento en el aparato administrativo como autoridad universitaria. Y es ahí, donde comienza el anquilosamiento burocrático. Atender las urgencias de gobierno universitario de hecho merma sus posibilidades de lectura e investigación. Algunos dirán, que estos enunciados son falsos y dañinos. ¿Pero acaso, la sola búsqueda de docentes con grado académico justifica la acreditación de una institución de alto nivel en el campo del conocimiento y la investigación? Lo que existe en todo caso, son docentes hábiles, intuitivos y académicos con grado o sin ella. Cada uno con su propia historia en ese espacio académico llamado universidad. En algunos casos, se trazan líneas divisorias entre quienes tienen grados y los que no lo poseen aún. Este hecho, también jerarquiza la institución en docentes: principales, asociados y auxiliares. Estos rangos a veces no va a la par con lo que venimos señalando “la apropiación del conocimiento” y aquí rescato una líneas de José María Arguedas que adquiere una actualidad realmente sorprendente : “ El APRA está coaligado muy sólidamente con la extrema derecha y cuenta con el apoyo de buena parte de los profesores, de aquellos cuyo único interés es únicamente el de permanecer en la Universidad a cualquier costa. Lo verdaderos maestros universitarios están aislados y por entero a merced de esta mayoría oscura y sin ideales” (Carta mecanografiada enviada al Doctor John Murra el 21 de mayo de 1960) Aquí, dos preguntas contundentes ¿Qué los docentes tengan el grado académico acaso faculta a que una institución universitaria tenga calidad educativa? ¿No poseer el grado académico acaso es óbice para minimizar a un docente y no dejarle ejercer un protagonismo académico en la institución universitaria? Cualquiera fueran las respuestas, nos debe llevar a mirar integral e inteligentemente el espacio académico para crear las condiciones de una universidad acorde a los tiempos modernos. Para ello, sugerimos una evaluación permanente de los dominios académicos de los docentes. El conocimiento, la información del saber ahora es mayor. La tecnologización digital ( vía: Internet, Web, Blogs, Mail, autopistas de información, comunidades conectadas de aprendizaje etc) están creando espacios inalcanzables de cultura. Cada instante hay datos nuevos, que van complicando el problema del procesamiento de la información. Es decir, estos nuevos campos obligan al cambio de la postura investigativa del docente. Otro aspecto fuera de la discusión sobre docentes con grado o sin grado académico que algunos han llevado incluso al plano del beneficio económico, está centrado en la actitud frente al cambio institucional. La universidad como institución tiene que orientar su modernidad en la actualización de documentos de gestión académica: Currículum, proyectos educativos, planes de estudio, diplomados, educación a distancia etc. Por otro lado, debe promover una cultura de publicaciones de todos los agentes en la universidad (investigaciones, textos universitarios, textos de creación, etc) La universidad posee a la vez, una infraestructura que debe irse modernizando y es ahí, donde intervienen los órganos de gestión administrativa. Por ejemplo: Como se le puede pedir a un docente permanencia a tiempo completo dentro del campus cuando éste no posee ni siquiera unambiente donde desarrollar sus apuntes de clase. (mesas, computadoras, biblioteca actualizada, etc) ¿Es tan, difícil darle condiciones mínimas de trabajo a un servidor académico?.
Por otro lado, estamos olvidando que el crecimiento académico de una institución también obedece a una política de gobierno desde la llamada Alta Dirección: ejemplo Dar posibilidades y facilidades de estudio en otras instituciones a los docentes de planta para que pueden perfeccionarse o actualizarse en otras instituciones para luego internalizar lo aprendido en los alumnos. Considerar y desarrollar las pasantías universitarias. La especialización y perfeccionamiento en otras universidades extranjeras y/o nacionales. No es utopía sino una verdad a lograrse si hay voluntad y orientación de futuro.
Un hecho, que de no cambiar convertirá a la universidad en un agujero sin fondo. Acaso estos hechos son posibles si se tienen objetivos claros para una universidad del futuro. De no hacerlo esta no cambiará y seguirá anquilosada viviendo del pasado. Esto me lleva a citar las palabras del Ing. Francisco Delgado de la Flor quien en el evento organizado por la Asamblea Nacional de rectores, del año 2002 señalaba: “La modernidad y la globalización nos golpean externamente. La situación económica y la inestabilidad política en el país también. Hemos perdido mucho; docentes y con ello nivel académico, capacidad de investigación y por tanto el logro de mayor número de publicaciones, autoridad lo que se traduce en inestabilidad en las universidades.” Más claro imposible.
Un hecho, a veces, no tomado en cuenta, es el espantoso nivel de ideologización a la que llegan los docentes universitarios que se prolongan en los colectivos universitarios (bases de estudiantes y administrativos) Militancia partidaria, decisión de élite dirigencial, colectivos electoreros, búsqueda del poder a toda costa. Pruebas al canto denuncias y negociados. Una mayoría que gobierna imponiendo su poder omnipotente con acciones que quiebran estatutos y reglamentos en incluso contraviniendo la ley. Mayoría poderosa y sucia en los consejos de Facultad, Asamblea Universitaria, tercios etc. Minoría desarmada, arrinconada con gritos destemplados con orientaciones desestabilizadores añorando su pasado de gobierno cuando eran mayoría. Vuelta de tuerca políticos jurasicos que acarician las barbas del viejo Marx como un fetiche. Otros más radicales en el sueño de la gran revolución cultural de Mao. En fin ideologización a todo nivel, la lucha continua por que hay que cambiar las estructuras y la lucha de clases se justifica. El sistema neoliberal es la daga de Damocles y los políticos de oficio inflman su verbosidad que arremete y destroza a los que tienen otras formas de pensar. El mundo ya no es el mismo después de la caída del Muro de Berlín, desde la desintegración del proyecto comunista, hasta la China neoliberal actual. Pero a veces, la Universidad, como espacio dividido debe ser y de hecho es un espacio, para la confrontación de ideas cualquiera sea su orientación y ahí, a veces, no llega la tolerancia. Aquí quiero nuevamente citar a Arguedas quién vivió de cerca esta lucha política como docente universitario así señaló: “Todas las luchas por intereses me hacen sufrir, pero ésta entre profesores, entre hombres de ciencia me parece pavorosa y la más antihumana y absurda. Y San Marcos no es en ese sentido una olla de grillos sino de Hienas”.(carta a John Murra del 21 de mayo de 1960) Acaso, Arguedas con su gran sensibilidad y con su agudeza pudo captar la negatividad de la politización que muchas veces daña a las instituciones universitarias. Ojo, estamos hablando de un escritor que tuvo una posición progresista de sesgo izquierdista. Estimo no de un fanático ortodoxo sino de un hombre culto y de ciencia. Pero qué hacer, acaso aportar ideas que nos sirvan para entender mejor nuestra universidad su estado actual, sus posibles reformas y por que no cambios radicales. Todo cambio es brutal y traumático. El pasado sirve como tradición para sacar lo mejor. El presente es el espacio de nuestra actuación o nuestra tragedia cotidiana. Y el futuro es nuestra utopía personal y colectiva. Para terminar una vez más, cito a José María “Es impresionante observar cómo las cosas se malogran por la mezquindad de las gentes, aquí, en la Universidad, donde el reino de la generosidad debiera ser pleno” (Carta a John Murra del 23 de julio de 1961) Esa universidad de la generosidad y el debiera de Arguedas debe ser la Universidad donde la academia recupere su valor y prestancia académica. El zoo politicón ideologizado debe dar paso al sujeto del saber y de la investigación. Con la cual, lograremos una universidad moderna e eficiente para los nuevos tiempos.

Bibliografía

Drucker Peter F. La Sociedad Post capitalista. Bogota. Norma Editores. 1994
Murra V. John y Mercedes López-Baralt. Las cartas de Arguedas. Lima. Pontificia Universidad Católica del Perú Fondo Editorial. 1996
Monereo, Carlos y Juan Ignacio Pozo. La cultura educativa en la universidad: Nuevos retos para profesores y alumnos. Chosica. Vicerrectorado Académico. Serie tips Avadémicis Año 1 # 2 ,mayo 2007.
Varios Una nueva universidad para una nueva sociedad. (Debate Nacional) Lima. ANR. 2002
Varios. La Universidad en el Perú (Conversatorio realizado en el Congreso de la república de marzo a junio de 1998) Lima. Ediciones del Congreso de la República. 1998.
Varios. Propuestas para una nueva educación.(II Encuentro Nacional Universidades-Ministerio de Educación) Lima. Ministerio de Educación. 2001.

domingo, mayo 06, 2007

JALLA-E Cantuta 2007


Este año el se realizará el noveno encuentro de las JORNADAS ANDINAS DE LITERATURA LATINOAMERICAS-Estudiantiles 2007.

La sede del encuentro será en la ciudad universitaria de la UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN Enrique Guzmán y Valle La Cantuta. Durante la primera semana de octubre. Los estudiantes del REDNEL-UNE se hallan trabajando intensamente para su lograr que este evento alcance un realce académico inolvidable.

martes, abril 04, 2006

mas sobre las elecciones

llegarà el domingo y desfilaremos al filo del futuro. Quien ganarà las elecciones. Dìficil saber que los polìticos cambien. Siempre prometen. Los niños, la pobreza, abajo el soat, màs trabajo, salud y educaciòn.
Aquì la disyuntiva es tan extraña como lo que le espera al paìs. Total los pol`ticos jòvenes y viejos hacen del cinismo una màscara grande que nunca podremos ver que hay tras ella.

martes, marzo 28, 2006

poesìa actual

Hablaba de poetas jòvenes. Pero en el fondo la discusiòn va màs allà que la juventud. Lo que importa son los textos y ahì, se ha venido a dar un descuido tremendo en torno a su lectura. Existen el centro y la periferia. Acaso los poetas de Lima pueden representar la poesìa peruana actual?. Acaso no hay un olvivo o poca presencia de la poesìa hecha en provincia. (continuarà..)

jueves, marzo 23, 2006

poesia peruana actual

Esta de moda hablar de novisimos y nuevos en la poesìa peruana. Y la verdad que los llamados nuevos no son tan nuevos en sus discursos. Lo que existe en todo caso, es el consabido halago de uno a otro. Entonces aparecen las antologìas y las pàginas laudatorias y tanto joven termina por parecernos mùsicos con trompetas desafinadas... (continuarà)

comenzè a caminar de costado

La vida enseña a caminar de espaldas y los ojos se convierten en buhos que sueñan a mirar desde el filo de las espadas. Hoy 24 comienzo a escribir este blog. Espero hallar lectores en torno a mi escritura, informaciones y hallazgos en el campo de la literatura y el arte.

miércoles, marzo 22, 2006

bote de luz

Sobre tu piel navega un bote
y un delfín se da a contraluz
en tus ojos abismales y suicidas
con ese delirio de naufragar
en cada puerto entre tanto amor.
Gitana de anillos ebrios.
Gitana de luces
cintura hermosa de arena
cabellos de algas y granizos.
Mujer donde nace la niebla
mariposa inmensa de luz
conjunción del mar y la tarde
fundidos en el coito
de la tarde.
Por todo ello he aprendido a graficar
el cielo como un jinete con espuelas
silenciosamente cabalgando
de piel a piel.
ahota tu entrega es un bote de luz
en el linaje torrentoso de mi cuerpo.


entre tanto amor

amarte en oración

Quiero amarte
de la forma más ruin posible
penetrando la oscura gruta
con mis dedos de viudez eterna
Quiero amarte
acariciando tu piel, tus senos,
buscando tus pezones electrizados
a punta de sueño.
Quiero amarte con temblores y arrebatos
sin importarme los curiosos
que miran cómo te tomo la cintura,
cómo mis manos navegan tus muslos,
tus glúteos preciosos.
Así, quiero amarte
destrozando las hierbas de un parque
revolcándome como un loco sobre tu cuerpo
llenándote de besos.
Así amo y quiero amarte
en la profundidad del éxtasis
con mi locura,
y mi sinceridad que todo borra.
Así quiero amarte
desnudándote bajo la sombra
cabalgando grácil en tus gemidos
arrancándote a amar como amo.
Ama como se ama lo ínfimo
y entrégate con todo
a mi espalda de deseo.
Amémonos así
Tú, mordiendo mis labios
y yo acariciando tus cabellos de diosa
amémonos así sin prohibiciones
hasta crear el universo en nuestros ombligos
como oración eterna.


Así, quiero amarte...

abanico

Como un abanico
de rosa blanca
tu cuerpo prohibido
se me pega
como filigrama
de agua
después de la soledad
de una desnuda comunión
entre la suavidad de tu piel
y la aspereza de mis movimientos.


abanico rojo