viernes, diciembre 05, 2008

AULA UNO


Soy la vieja universidad aquel espacio hermoso creado para la historia, la vida y la muerte. Nací hace muchos siglos y mi cuerpo esta lleno de cicatrices e historia. Tengo tanto tiempo caminando que de mi piel, de mis arrugas de mi memoria la historia poco conoce. Aquí, en mis grandes manos tengo la sabiduría de la humanidad. Quiero hacer memoria de mi cuerpo y como tal, debo hablar de los que me habitan. Debo hacer que mi voz registre sus pasos, sus voces, sus miradas su borbotear cotidiano. Soy consciente de lo atrofiada composición de personas que me habitan, que pululan en mi vientre, en mis manos, en mi cerebro, en mi corazòn. Algunos respiran en mí, otros respiran por mí. Otros andan muertos, otros se vuelven cada día más vivos, vivísimos y otros de tanto vivir mueren y son los más diría el Cholo Vallejo. Como espacio sin fronteras mi cuerpo se extiende en pabellones, en oficinas, en carpetas, en libros, en aire, en palabras, en sabiduría, en ignorancia y politización desmedida. Hoy tengo ganas de hablar con sabiduría, humor y con rabia de mi vida. Pueden molestarse algunos conmigo otros tenerme compasión y decir que hable la vieja.... Ay de aquellos y de los otros. Tal vez, muchos se reconozcan por primera vez reflejados en su descarnado quehacer diario. Otros terminarán aborreciendo e injuriando a quien he encomendado escribir mi historia. Pero él sabe el riesgo de lo que es escribir y caminar de espaldas esperando un cuchillazo mortal de indiferencia. Sabe que se llenará de injurias y mentadas de madre. Pero alguien tiene que contar mi historia. Mi vida es valerosa y a la vez, trágica. El que escribe tiene mi boca y mi lengua, tiene ni cerebro. Mi memoria lo recordará por siempre y en su tumba sembraré una flor de arcoiris cuando muera. Pero debo hacer algo antes que me detrozen o acaben conmigo. Alguien tiene que contar lo que sucede en mi cerebro, en mi pecho, en mi estòmago en mis genitales, en mi universo. Soy la universidad el espacio de la ciencia, del saber pero también del hervidero de la humanidad. Como tal, los invito a ingresar por mis ojos a devorar mi carne. Pasen la puerta esta abierta. Ah y no olviden yo soy quien los describe a ustedes. Ustedes solo tienen la forma que les doy por que son mis criaturas, mis hijos, mis suicidas habitantes. Espero retratarlos desde mi sangre, hacerles ver con mis ojos, describirlos con mis palabras. Aquellos artefactos que nazcan de la pluma de quien esto escribe lo inmortalize. Sus palabras seràn como cuchillos y les cortará la lengua si me niegan. Al escritor no lo maltraten que con sus palabras mi memoria serà eterna. Ya volverè con otro texto ...


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