lunes, noviembre 05, 2012

MARCO YAURI MONTERO: ENTRE LA ORALIDAD Y LA HISTORIA DEL DOLOR

                                                                            
Este trabajo fue preparado para un evento donde se rindió un sentido homenaje a este importante narrador de la llamada generación del 50, fue leída en la UNFV. El evento fue organizado por Jorge Teran Morveli.

Marco Yauri Montero (Huaraz, Ancash 1930). Importante narrador, poeta y ensayista e historiador, perteneciente a la generación del 50. Es autor de numerosas novelas, poemarios  y trabajos de etnohistoria. Ha sido Premio Nacional de Novela (INC, 1968), En 1969, recibió el Premio de Fomento a la Cultura Peruana Ricardo Palma por su obra La sal amarga de la tierra, Premio Casa de la Américas (1974) con su novela En otoño después de mil años.  Premio José Gálvez Barrenechea de poesía (1977) Premio Gaviota Roja (1985) por su novela  Así que pasen los años.  Así mismo,  ha publicado a  la fecha: Tiempo de amar, tiempo de morir (2007), Puerta de alegría (2006), Arte de olvidar. Casa donde nací (2006), Torres de la soledad ( ) Leyendas ancashinas, El regreso del paraíso (2005), Eurídice, el amor (2004), Mañana volveré (2000) María Colón (1980), El hombre de la gabardina (1996) El séptimo sello (1999) No preguntes  quien ha muerto ( 1999) Lázaro divagante. Poemas (1969) Un rostro en el polvo. Poemas (1963) El amor de la adusta tierra (1968) Ancash o la biografía de la inmortalidad (nuevos planteamientos de sus problemas culturales (1972). etc. Estamos ante un autor caudaloso que merece una atención crítica en sus tres facetas: de novelista, poeta y estudioso de la tradición oral.

En los textos de Yauri Montero se da el uso constante de la oralidad entendida esta como una forma comunicativa que pretende registrar los giros del “habla cotidiana” va sea en forma de diglosias o simplemente  giros lingüísticos donde se pretende capturar las formas expresivas de los sujetos que cargan su universo verbal  con ese “hablar” natural y espontáneo que actúa como estrategias suprasegmentales que se convierten en sonidos, en rumor, en ruido. Pero que a diferencia de Arguedas o Alegría, Marco Yauri no muestra un espacio de plenitud de la oralidad en sus novelas sino sólo roza ese espacio con la alusión a topónimos o al simple recuerdo, o en le mejor de los casos lo inserta en el nivel de los diálogos que encarnan sus personajes. Este hecho es una marca rastreable en casi todas sus novelas y sus poemarios. Es decir, la oralidad narrativa (especialmente la “captación del habla del morador ancashino Yauri no lo desarrolla a plenitud  a través de la escritura porque su orientación mayor es plantear la movilidad del sujeto que en una actitud antropofágica trata de desarrollar la captación de un universo verbal  cosmopolita. Esto no significa dejar el universo de tierra adentro  sino ampliarla a través de la literatura.  Yauri Montero al ser entrevistado al respecto por Virginia Vilchez dice:

Resulta extraño que no escribas en quechua siendo un buen quechua hablante y habiendo recogido las leyendas de Ancash en esta lengua.
Efectivamente, estaban en quechua y yo los he traducido. Este trabajo se remonta a los años cuarenta cuando todavía en el Perú no se hablaba de etnohistoria, ni se hablaba de literatura oral, en Lima, era una cosa desconocida. Entonces, yo, por amor a la tierra, iba anotando todas las leyendas y mitos que me contaban y los iba apuntando en un block, hasta que en el año 60, antes del 60, me pregunté ¿que va ha ser de este material? Entonces fui donde P. L. Villanueva que era el mejor editor de esa época; le presenté el libro y salió con el título de Ganchiscocha: leyendas, cuentos y mitos de Ancash. Así fui trabajando más y más hasta que después me encontré con que se había desarrollado en Europa toda una teoría muy sólida, y que al Perú recién se estaba expandiendo y los teóricos se estaban haciendo. A eso se debe a que no tenga los textos en quechua, sino todo está traducido al castellano. Ya no he tenido tiempo de recoger o recordar los textos quechuas, porque eso significaría trabajar dos o tres años, volver al ambiente y buscar a las personas que todavía recuerdan y volver a recoger; eso ya no ha sido posible. Me absorbió el trabajo de la novela, me olvidé de esas cosas y ahora ya no se puede.

El autor  es consciente de no tener  la necesidad de presentar en sus textos el registro oral. Por el contrario “españoliza” “erudiza”  la lengua nativa y encuentra en la novela la posibilidad que lo a llevado incluso a una occidentalización de sus temas tal como puede leerse en esa preocupación constante  por  la mitología grecolatina (Por ejemplo: Eurídice, el amor, o el séptimo sello)  En varias entrevistas ha señalado que su preocupación va más bien por el lado, de mostrar procesos de evolución donde el tiempo adquiere significación para confrontar espacios dicotómicos: Ande- Metrópoli, lo rural-  urbano, lo naturaleza frente a la artificialeza, sedentarismo- nomadismo, lo andino- lo limeño etc. A la vez, que desarrolla su visión desencantada de la caída o empobrecimiento de esa de la “burguesía” provinciana.  Es decir, no hay perdida de señas de identidad de la “tierra”, “de sus costumbres”, “de su imaginario”, de la “descripción de los paisajes”, “de sus personajes” sino más bien se logra la ampliación a partir de ese universo por escritura. Pintar la ciudad interior para ser universal. Aprovechar la memoria rural para ampliarla y mostrarla en esplendor de escritura  que supera la visión “llorosa del espacio indigenista ortodoxo” para entrar a planos de un nuevo espacio que tentativamente llamaremos “andino cosmopolita”.
Yauri lo vuelve a reiterar en una segunda respuesta a otras preguntas:
Leyendas AncashinasQué tanto tus novelas, tus cuentos tienen influencia de la tradición oral?
Sí, tiene influencia, porque la tradición oral no solamente es relato o cuento, sino contiene una información histórica, religiosa, la cosmovisión. Entonces muchos de esos mitos me han servido para entender mi región, para entender el Perú y en ese sentido he hecho una confrontación con ciertos aspectos de la ideología occidental y he encontrado coincidencias.
Coincidencias en qué por ejemplo.
Por ejemplo, en el Ande un enamorado le quita a su enamorada una sortija y la conserva como una joya. Este es un gesto universal. En el Werther de Goethe, el protagonista, conserva y muere y se dispara un pistoletazo y en sus cartas que deja para ella le dice: me acompañará el lazo que me obsequiaste en mi cumpleaños. O sea, como humanos somos iguales en todo el mundo. Lo que nos diferencia es la forma como percibimos el mundo. Allí esta la diferencia. Toda criatura humana tiene espíritu, tiene alma, tiene corazón, tiene capacidad de pensar, de inventar... Somos iguales, no hay distingos.

El septimo selloEstamos frente a un autor que ha dejado lado, la visión ortodoxa del indigenismo  que incluso supera  ese espacio para desarrollar una propuesta donde la marca de la oralidad entendida en el sentido naturalista pasa a convertirse en un “neoindigenismo de lirismo puro” que lo acerca a la narrativa de Eleodoro Vargas Vicuña, Carlos Eduardo Zavaleta, Edgardo Rivera Martínez, Zeìn Zorrilla o el Julián Pérez de Retablo, autores que se mueven en espacios de la cultura occidental sin descuidar su postura andina. E incluso en su “particularidad narrativa” su novelística escapa de la alusión  referencial huaracina para aludir espacios foráneos como por ejemplo en su novela “Mañana volveré” donde se alude a través de un personaje a argentina incluso a Europa. Este hecho no desmerece la propuesta narrativa  sino permite ampliarla fuera de los parámetros de la oralidad impresionista, paisajista y naturalista. Sino plantear la ampliación de la “oralidad” en cualquiera de sus formas (historia oral, folklore, tradición oral, oralidad primaria, secundaria) a planos donde esta noción se diluye en un afán de reconstrucción  y afirmación de una nueva forma de la andinidad esta vez, universalizada.
Tomas Gustavo Escajadillo con precisión señala lo siguiente: Yauri Montero es así uno de los pocos escritores nacionales que ha pasado de un “indigenismo ortodoxo” al estadio superior de un “neoindigenismo”. e incluso sus novelas plantean ahora la opregunta de si ha trascendido, “superado” o “ampliado” una literatura denominada “neoindigenista ( Escajadillo, 1994:130, 131)
Lo que llama la atención en Yauri Montero es  que en su trabajo antropológico de recopilación e interpretación de textos orales tal como lo nomina Jorge Terán  el autor  no esta preocupado por la oralización de la escritura salvo, la utilización de diminutivos, la alusión de la tradición popular, la referencialidad costumbrista sino que su propósito  se orienta a “estudiar” y “proyectar” hasta donde sea posible el universo natural del imaginario huaracino (léase: Ganschiscocha. Mitos, leyendas y cuentos de Ancash (1969) , Waracuy, leyendas ancashinas o su libro de tradición oral: Laberinto de la memoria) más bien, el es consciente que desde un trabajo émpírico iniciado a los 16 años ha ido sistematizando dicha tarea hasta “escrutar la entraña de los textos orales para descubrir el “tesoro que ocultan” (Pierre Macherey) o cumplir lo que Foucault incita, dar la palabra  al silencio que asedia a la escritura. Digo urgencia, porque pensaba en la necesidad de conocer el entresijo de los mito, pues a través de la “sabia ignorancia” que caracteriza a toda investigación, estaba convencido que en la inmensidad de esa literatura se ocultan datos, informes, ideas , que descubiertos serían útiles en el quehacer cultural, y sobre todo para saber que hemos sido antes, cómo , y qué de útil podemos extraer para orientarnos en la vida e historia que nos ha tocado vivir.” (entrevista concedida por Marco Yauri Montero a Jorge Teràn Morvelli)

Eurídice, el amorEl dolor como símbolo cuya imagen más brutal es la muerte es una constante permanente  y casi ineludible en los trabajos de Marco Yauri. Hasta donde sabemos el catastrófico sismo del año 70 en Ancash y todos los pueblos emblemáticos que desaparecieron a causa de la furia de la naturaleza  no sólo marcó con la muerte y la lágrima imborrable  muchos hermanos peruanos. Sino que también  permitió asistir a “contemplar” desde la pena que aún se empoza en el alma una de las peores catástrofes que ha sufrido la piel de nuestro país. Yauri Montero ha hecho del dolor el testimonio a plenitud de la escritura. Escritura dolor, novela nostalgia, novela crónica del llanto y la furia, lágrima hecho novela, poesía. Escritura muerte lanzado palabras. En su libro: Tiempo de rosas y de sonrisas se muestran cuadros que resultan conmovedoras hasta el tuétano. Ahí la imagen de la muerte, del hombre sepultado por el aluvión, por la furia de la naturaleza , enterrado por horas de hora, por ver como la tierra se tragaba con sus garras  a sus familiares era ver cara a cara la imagen dantesca y brutal de la muerte. La imagen del tiempo del dolor que enlutó a un país tiene en Marco Yauri a un testigo de excepción sobre este tópico pues sabemos que  este importante autor venció a la muerte luego de estar el mismo sepultado hora de horas bajo la tierra en ese funesto 31 de mayo de 1970 donde según los entendidos  murieron más de 50,000 personas, 20,000 desaparecidos, 150,000 quedaron gravemente heridos no sólo físicamente sino de por vida por eso que llamo el  tiempo del dolor. En su novela Otoño después de mil años (premiada por la prestigiosa Casa de las Américas en 1974) Yauri a través de la escritura  nos muestra escenas  de dramatismo telúrico, de inmensidad humana frente al dolor, de la solidaridad verdadera en la desgracia y no la “ayuda solidaria”  postiza desde afuera que el propio Yauri denuncia  en su libro: Ancash o la biografía dela inmortalidad (nuevos planteamientos de sus problemas culturales) nuevamente la escritura poderosa herramienta para la denuncia y para  creer en la fe ciega para plantear la “inmortalidad”  de la literatura ante el dolor y la muerte.
Por lo expresado hasta aquí que no es más que una reflexión fragmentada que me ha motivado la obra de Marco Yauri Montero sobre dos tópicos la no oralidad “visible” y la alusión del dolor considero importante haber organizado este homenaje a este prestigioso autor que según nuestro punto de vista aún no merecido un  atención seria por parte de la crítica canónica, porque hay que recordar que  a veces  los críticos de moda no sólo leen mal la literatura de nuestro país sino les cuesta reconocer a escritores que no pertenecer al “circuito académico”  son olvidados o ninguneados. Es que  el Perú esperamos  a veces que recién desaparezca físicamente un escritor para  leer con nostalgia y desolación  sus obras y aquilatemos su valía de manera oportunista. Porque el sentimiento de necrofilia crítica nos invade y nos gobierna para leer nuestra literatura. Porque un escritor como Yauri no solo ha desplegado una obra sólida sino que como todo escritor experimentado expone una recomendación a los jóvenes escritores: “Les recomendaría dos cosas: primero, una formación sólida porque, para ser escritor, hay que leer primero, a los grandes maestros, que son una verdadera escuela, y luego leer cuanto se pueda, todos los días, y ejercitarse, escribir. Luego tal vez una formación teórica. Ahora se acostumbra asistir a talleres, de donde salen, a veces, escritores que son toda una promesa, pero yo pienso que lo mejor es leer, leer y leer y al mismo tiempo descubrirse a si mismo, descubrir si se tiene vocación o no; porque de nada va a servir una sólida formación teórica, una erudición monumental si es que adentro no hay ese amor a la palabra, el amor a cómo representar el mundo a través de la palabra.”

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
Carrillo, Francisco.  Prólogo a la Sal amarga dela tierra. 2da edición. Edit Peisa, 1974.
Cornejo Polar, Antonio. “María Colón” en: Crónica Cultural, suplemento del diario La Crónica. Año 3, · 25, 8 de febrero de 1981.
Escajadillo, Tomas G. La narrativa indigenista peruana. Lima. Editorial Mantaro, julio de 1994.
González Vigil. Ricardo. “folklore y literatura” en: Dominical  suplemento del Comercio. Lima 9 de noviembre de 1980.P.5.
---- “Yauri Montero: retorno a la provincia” en: Dominical  suplemento del Comercio. Lima 6 de octubre de 1983. P.20
Goodrigge La Rosa, Jorge. Marcos Yauri Montero., Eurídice , el amor. ( reseña) en San Marcos, Revista editada por el Rectorado dela UNMSM, 2006, 24.

Terán Morvelli, Jorge.  La perseverancia de la tradición oral. Conversando con Marcos Yauri Montero sobre los laberintos de la memoria.( Entrevista) http:// Sol-negro.blospot. com/ 2008/04/ La preseverancia.de –la- tradición-oral.html. (27 de abril de 2008)
LaTorre, Alfonso. “En otoño después de mil años” en: diario  Expreso. Lima. 24 de febrero de 1975. P.8

-------- “la ternura como búsqueda de la identidad nacional”. en: diario  Expreso. Lima, 16 de noviembre de 1980. P 35.
Vílchez, Virginia. Marcos Yauri y la tradición de su pueblo (entrevista) htpp:// www.librosperuanos.com/autores/marcos-yauri.html. (3 de agosto 2007)
S/a . Marcos Yauri Montero. “La novela como crónica de los cambios en el Perú” en: la república, 1985, 27 de agosto de 1985.