Este trabajo fue preparado para un evento donde se rindió un sentido homenaje a este importante narrador de la llamada generación del 50, fue leída en la UNFV. El evento fue organizado por Jorge Teran Morveli.
Marco Yauri Montero (Huaraz, Ancash 1930). Importante narrador, poeta y ensayista e historiador, perteneciente a la generación del 50. Es autor de numerosas novelas, poemarios y trabajos de etnohistoria. Ha sido Premio Nacional de Novela (INC, 1968), En 1969, recibió el Premio de Fomento a la Cultura Peruana Ricardo Palma por su obra La sal amarga de la tierra, Premio Casa de la Américas (1974) con su novela En otoño después de mil años. Premio José Gálvez Barrenechea de poesía (1977) Premio Gaviota Roja (1985) por su novela Así que pasen los años. Así mismo, ha publicado a la fecha: Tiempo de amar, tiempo de morir (2007), Puerta de alegría (2006), Arte de olvidar. Casa donde nací (2006), Torres de la soledad ( ) Leyendas ancashinas, El regreso del paraíso (2005), Eurídice, el amor (2004), Mañana volveré (2000) María Colón (1980), El hombre de la gabardina (1996) El séptimo sello (1999) No preguntes quien ha muerto ( 1999) Lázaro divagante. Poemas (1969) Un rostro en el polvo. Poemas (1963) El amor de la adusta tierra (1968) Ancash o la biografía de la inmortalidad (nuevos planteamientos de sus problemas culturales (1972). etc. Estamos ante un autor caudaloso que merece una atención crítica en sus tres facetas: de novelista, poeta y estudioso de la tradición oral.
Marco Yauri Montero (Huaraz, Ancash 1930). Importante narrador, poeta y ensayista e historiador, perteneciente a la generación del 50. Es autor de numerosas novelas, poemarios y trabajos de etnohistoria. Ha sido Premio Nacional de Novela (INC, 1968), En 1969, recibió el Premio de Fomento a la Cultura Peruana Ricardo Palma por su obra La sal amarga de la tierra, Premio Casa de la Américas (1974) con su novela En otoño después de mil años. Premio José Gálvez Barrenechea de poesía (1977) Premio Gaviota Roja (1985) por su novela Así que pasen los años. Así mismo, ha publicado a la fecha: Tiempo de amar, tiempo de morir (2007), Puerta de alegría (2006), Arte de olvidar. Casa donde nací (2006), Torres de la soledad ( ) Leyendas ancashinas, El regreso del paraíso (2005), Eurídice, el amor (2004), Mañana volveré (2000) María Colón (1980), El hombre de la gabardina (1996) El séptimo sello (1999) No preguntes quien ha muerto ( 1999) Lázaro divagante. Poemas (1969) Un rostro en el polvo. Poemas (1963) El amor de la adusta tierra (1968) Ancash o la biografía de la inmortalidad (nuevos planteamientos de sus problemas culturales (1972). etc. Estamos ante un autor caudaloso que merece una atención crítica en sus tres facetas: de novelista, poeta y estudioso de la tradición oral.
En los textos de Yauri Montero se da el uso constante de la oralidad entendida esta como una forma comunicativa que pretende registrar los giros del “habla cotidiana” va sea en forma de
diglosias o simplemente giros
lingüísticos donde se pretende capturar las formas expresivas de los sujetos
que cargan su universo verbal con ese
“hablar” natural y espontáneo que actúa como estrategias suprasegmentales que
se convierten en sonidos, en rumor, en ruido. Pero que a diferencia de Arguedas
o Alegría, Marco Yauri no muestra un espacio de plenitud de la oralidad en sus
novelas sino sólo roza ese espacio con la alusión a topónimos o al simple
recuerdo, o en le mejor de los casos lo inserta en el nivel de los diálogos que
encarnan sus personajes. Este hecho es una marca rastreable en casi todas sus
novelas y sus poemarios. Es decir, la oralidad narrativa (especialmente la
“captación del habla del morador ancashino Yauri no lo desarrolla a
plenitud a través de la escritura porque
su orientación mayor es plantear la movilidad del sujeto que en una actitud
antropofágica trata de desarrollar la captación de un universo verbal cosmopolita. Esto no significa dejar el universo
de tierra adentro sino ampliarla a
través de la literatura. Yauri Montero
al ser entrevistado al respecto por Virginia Vilchez dice:
Resulta extraño que no escribas en quechua
siendo un buen quechua hablante y habiendo recogido las leyendas de Ancash en
esta lengua.
Efectivamente, estaban en quechua y yo los he traducido. Este trabajo se remonta a los años cuarenta cuando todavía en el Perú no se hablaba de etnohistoria, ni se hablaba de literatura oral, en Lima, era una cosa desconocida. Entonces, yo, por amor a la tierra, iba anotando todas las leyendas y mitos que me contaban y los iba apuntando en un block, hasta que en el año 60, antes del 60, me pregunté ¿que va ha ser de este material? Entonces fui donde P. L. Villanueva que era el mejor editor de esa época; le presenté el libro y salió con el título de Ganchiscocha: leyendas, cuentos y mitos de Ancash. Así fui trabajando más y más hasta que después me encontré con que se había desarrollado en Europa toda una teoría muy sólida, y que al Perú recién se estaba expandiendo y los teóricos se estaban haciendo. A eso se debe a que no tenga los textos en quechua, sino todo está traducido al castellano. Ya no he tenido tiempo de recoger o recordar los textos quechuas, porque eso significaría trabajar dos o tres años, volver al ambiente y buscar a las personas que todavía recuerdan y volver a recoger; eso ya no ha sido posible. Me absorbió el trabajo de la novela, me olvidé de esas cosas y ahora ya no se puede.
Efectivamente, estaban en quechua y yo los he traducido. Este trabajo se remonta a los años cuarenta cuando todavía en el Perú no se hablaba de etnohistoria, ni se hablaba de literatura oral, en Lima, era una cosa desconocida. Entonces, yo, por amor a la tierra, iba anotando todas las leyendas y mitos que me contaban y los iba apuntando en un block, hasta que en el año 60, antes del 60, me pregunté ¿que va ha ser de este material? Entonces fui donde P. L. Villanueva que era el mejor editor de esa época; le presenté el libro y salió con el título de Ganchiscocha: leyendas, cuentos y mitos de Ancash. Así fui trabajando más y más hasta que después me encontré con que se había desarrollado en Europa toda una teoría muy sólida, y que al Perú recién se estaba expandiendo y los teóricos se estaban haciendo. A eso se debe a que no tenga los textos en quechua, sino todo está traducido al castellano. Ya no he tenido tiempo de recoger o recordar los textos quechuas, porque eso significaría trabajar dos o tres años, volver al ambiente y buscar a las personas que todavía recuerdan y volver a recoger; eso ya no ha sido posible. Me absorbió el trabajo de la novela, me olvidé de esas cosas y ahora ya no se puede.
El
autor es consciente de no tener la necesidad de presentar en sus textos el
registro oral. Por el contrario “españoliza” “erudiza” la lengua nativa y encuentra en la novela la
posibilidad que lo a llevado incluso a una occidentalización de sus temas tal
como puede leerse en esa preocupación constante
por la mitología grecolatina (Por
ejemplo: Eurídice, el amor, o el séptimo sello) En varias entrevistas ha señalado que su
preocupación va más bien por el lado, de mostrar procesos de evolución donde el
tiempo adquiere significación para confrontar espacios dicotómicos: Ande-
Metrópoli, lo rural- urbano, lo
naturaleza frente a la artificialeza, sedentarismo- nomadismo, lo andino- lo
limeño etc. A la vez, que desarrolla su visión desencantada de la caída o
empobrecimiento de esa de la “burguesía” provinciana. Es decir, no hay perdida de señas de
identidad de la “tierra”, “de sus costumbres”, “de su imaginario”, de la
“descripción de los paisajes”, “de sus personajes” sino más bien se logra la
ampliación a partir de ese universo por escritura. Pintar la ciudad interior
para ser universal. Aprovechar la memoria rural para ampliarla y mostrarla en
esplendor de escritura que supera la
visión “llorosa del espacio indigenista ortodoxo” para entrar a planos de un
nuevo espacio que tentativamente llamaremos “andino cosmopolita”.
Yauri
lo vuelve a reiterar en una segunda respuesta a otras preguntas:
Qué tanto tus novelas, tus cuentos tienen
influencia de la tradición oral?
Sí, tiene influencia, porque la tradición oral no solamente es relato o cuento, sino contiene una información histórica, religiosa, la cosmovisión. Entonces muchos de esos mitos me han servido para entender mi región, para entender el Perú y en ese sentido he hecho una confrontación con ciertos aspectos de la ideología occidental y he encontrado coincidencias.
Sí, tiene influencia, porque la tradición oral no solamente es relato o cuento, sino contiene una información histórica, religiosa, la cosmovisión. Entonces muchos de esos mitos me han servido para entender mi región, para entender el Perú y en ese sentido he hecho una confrontación con ciertos aspectos de la ideología occidental y he encontrado coincidencias.
Coincidencias en qué por ejemplo.
Por
ejemplo, en el Ande un enamorado le quita a su enamorada una sortija y la
conserva como una joya. Este es un gesto universal. En el Werther de Goethe, el
protagonista, conserva y muere y se dispara un pistoletazo y en sus cartas que
deja para ella le dice: me acompañará el lazo que me obsequiaste en mi
cumpleaños. O sea, como humanos somos iguales en todo el mundo. Lo que nos
diferencia es la forma como percibimos el mundo. Allí esta la diferencia. Toda
criatura humana tiene espíritu, tiene alma, tiene corazón, tiene capacidad de pensar,
de inventar... Somos iguales, no hay distingos.
Estamos
frente a un autor que ha dejado lado, la visión ortodoxa del indigenismo que incluso supera ese espacio para desarrollar una propuesta
donde la marca de la oralidad entendida en el sentido naturalista pasa a
convertirse en un “neoindigenismo de lirismo puro” que lo acerca a la narrativa
de Eleodoro Vargas Vicuña, Carlos Eduardo Zavaleta, Edgardo Rivera Martínez,
Zeìn Zorrilla o el Julián Pérez de Retablo, autores que se mueven en espacios
de la cultura occidental sin descuidar su postura andina. E incluso en su
“particularidad narrativa” su novelística escapa de la alusión referencial huaracina para aludir espacios
foráneos como por ejemplo en su novela “Mañana volveré” donde se alude a través
de un personaje a argentina incluso a Europa. Este hecho no desmerece la
propuesta narrativa sino permite
ampliarla fuera de los parámetros de la oralidad impresionista, paisajista y
naturalista. Sino plantear la ampliación de la “oralidad” en cualquiera de sus
formas (historia oral, folklore, tradición oral, oralidad primaria, secundaria)
a planos donde esta noción se diluye en un afán de reconstrucción y afirmación de una nueva forma de la
andinidad esta vez, universalizada.
Tomas
Gustavo Escajadillo con precisión señala lo siguiente: Yauri Montero es así uno
de los pocos escritores nacionales que ha pasado de un “indigenismo ortodoxo” al estadio superior de un “neoindigenismo”. e
incluso sus novelas plantean ahora la opregunta de si ha trascendido, “superado”
o “ampliado” una literatura denominada “neoindigenista ( Escajadillo,
1994:130, 131)
Lo
que llama la atención en Yauri Montero es
que en su trabajo antropológico de recopilación e interpretación de
textos orales tal como lo nomina Jorge Terán
el autor no esta preocupado por
la oralización de la escritura salvo, la utilización de diminutivos, la alusión
de la tradición popular, la referencialidad costumbrista sino que su
propósito se orienta a “estudiar” y
“proyectar” hasta donde sea posible el universo natural del imaginario
huaracino (léase: Ganschiscocha. Mitos, leyendas y cuentos de Ancash (1969) ,
Waracuy, leyendas ancashinas o su libro de tradición oral: Laberinto de la
memoria) más bien, el es consciente que desde un trabajo émpírico iniciado a
los 16 años ha ido sistematizando dicha tarea hasta “escrutar la entraña de los textos orales para descubrir el “tesoro que
ocultan” (Pierre Macherey) o cumplir lo que Foucault incita, dar la
palabra al silencio que asedia a la
escritura. Digo urgencia, porque pensaba en la necesidad de conocer el
entresijo de los mito, pues a través de la “sabia ignorancia” que caracteriza a
toda investigación, estaba convencido que en la inmensidad de esa literatura se
ocultan datos, informes, ideas , que descubiertos serían útiles en el quehacer
cultural, y sobre todo para saber que hemos sido antes, cómo , y qué de útil
podemos extraer para orientarnos en la vida e historia que nos ha tocado vivir.”
(entrevista concedida por Marco Yauri Montero a Jorge Teràn Morvelli)
El
dolor como símbolo cuya imagen más brutal es la muerte es una constante
permanente y casi ineludible en los
trabajos de Marco Yauri. Hasta donde sabemos el catastrófico sismo del año 70
en Ancash y todos los pueblos emblemáticos que desaparecieron a causa de la
furia de la naturaleza no sólo marcó con
la muerte y la lágrima imborrable muchos
hermanos peruanos. Sino que también
permitió asistir a “contemplar” desde la pena que aún se empoza en el
alma una de las peores catástrofes que ha sufrido la piel de nuestro país.
Yauri Montero ha hecho del dolor el testimonio a plenitud de la escritura.
Escritura dolor, novela nostalgia, novela crónica del llanto y la furia,
lágrima hecho novela, poesía. Escritura muerte lanzado palabras. En su libro:
Tiempo de rosas y de sonrisas se muestran cuadros que resultan conmovedoras
hasta el tuétano. Ahí la imagen de la muerte, del hombre sepultado por el
aluvión, por la furia de la naturaleza , enterrado por horas de hora, por ver
como la tierra se tragaba con sus garras
a sus familiares era ver cara a cara la imagen dantesca y brutal de la
muerte. La imagen del tiempo del dolor que enlutó a un país tiene en Marco
Yauri a un testigo de excepción sobre este tópico pues sabemos que este importante autor venció a la muerte
luego de estar el mismo sepultado hora de horas bajo la tierra en ese funesto
31 de mayo de 1970 donde según los entendidos
murieron más de 50,000 personas, 20,000 desaparecidos, 150,000 quedaron
gravemente heridos no sólo físicamente sino de por vida por eso que llamo
el tiempo del dolor. En su novela Otoño
después de mil años (premiada por la prestigiosa Casa de las Américas en 1974)
Yauri a través de la escritura nos
muestra escenas de dramatismo telúrico,
de inmensidad humana frente al dolor, de la solidaridad verdadera en la desgracia
y no la “ayuda solidaria” postiza desde
afuera que el propio Yauri denuncia en
su libro: Ancash o la biografía dela inmortalidad (nuevos planteamientos de sus
problemas culturales) nuevamente la escritura poderosa herramienta para la
denuncia y para creer en la fe ciega
para plantear la “inmortalidad” de la
literatura ante el dolor y la muerte.
Por
lo expresado hasta aquí que no es más que una reflexión fragmentada que me ha
motivado la obra de Marco Yauri Montero sobre dos tópicos la no oralidad “visible”
y la alusión del dolor considero importante haber organizado este homenaje a
este prestigioso autor que según nuestro punto de vista aún no merecido un atención seria por parte de la crítica
canónica, porque hay que recordar que a veces
los críticos de moda no sólo leen mal la
literatura de nuestro país sino les cuesta reconocer a escritores que no
pertenecer al “circuito académico” son
olvidados o ninguneados. Es que el Perú
esperamos a veces que recién desaparezca
físicamente un escritor para leer con
nostalgia y desolación sus obras y
aquilatemos su valía de manera oportunista. Porque el sentimiento de necrofilia
crítica nos invade y nos gobierna para leer nuestra literatura. Porque un
escritor como Yauri no solo ha desplegado una obra sólida sino que como todo
escritor experimentado expone una recomendación a los jóvenes escritores: “Les recomendaría dos cosas: primero, una
formación sólida porque, para ser escritor, hay que leer primero, a los grandes
maestros, que son una verdadera escuela, y luego leer cuanto se pueda, todos
los días, y ejercitarse, escribir. Luego tal vez una formación teórica. Ahora
se acostumbra asistir a talleres, de donde salen, a veces, escritores que son
toda una promesa, pero yo pienso que lo mejor es leer, leer y leer y al mismo
tiempo descubrirse a si mismo, descubrir si se tiene vocación o no; porque de
nada va a servir una sólida formación teórica, una
erudición monumental si es que adentro no hay ese amor a la palabra, el amor a
cómo representar el mundo a través de la palabra.”
BIBLIOGRAFIA
CONSULTADA
Carrillo,
Francisco. Prólogo a la Sal amarga dela
tierra. 2da edición. Edit Peisa, 1974.
Cornejo
Polar, Antonio. “María Colón” en: Crónica Cultural, suplemento del diario La
Crónica. Año 3, · 25, 8 de febrero de 1981.
Escajadillo,
Tomas G. La narrativa indigenista peruana. Lima. Editorial Mantaro, julio de
1994.
González
Vigil. Ricardo. “folklore y literatura” en: Dominical suplemento del Comercio. Lima 9 de noviembre
de 1980.P.5.
----
“Yauri Montero: retorno a la provincia” en: Dominical suplemento del Comercio. Lima 6 de octubre de
1983. P.20
Goodrigge
La Rosa, Jorge. Marcos Yauri Montero., Eurídice , el amor. ( reseña) en San
Marcos, Revista editada por el Rectorado dela UNMSM, 2006, 24.
Terán
Morvelli, Jorge. La perseverancia de la
tradición oral. Conversando con Marcos Yauri Montero sobre los laberintos de la
memoria.( Entrevista) http:// Sol-negro.blospot. com/ 2008/04/ La
preseverancia.de –la- tradición-oral.html. (27 de abril de 2008)
LaTorre,
Alfonso. “En otoño después de mil años” en: diario Expreso. Lima. 24 de febrero de 1975. P.8
--------
“la ternura como búsqueda de la identidad nacional”. en: diario Expreso. Lima, 16 de noviembre de 1980. P 35.
Vílchez,
Virginia. Marcos Yauri y la tradición de su pueblo (entrevista) htpp:// www.librosperuanos.com/autores/marcos-yauri.html.
(3 de agosto 2007)
S/a
. Marcos Yauri Montero. “La novela como crónica de los cambios en el Perú” en:
la república, 1985, 27 de agosto de 1985.
gracias me ayudaste con mi tarea
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