sábado, mayo 09, 2015

CHALE, SOTIL Y EL GRAN PERICO LEÓN. UN LIBRO PARA AMANTES DEL FUTBOL Y LA POESÍA

El futbol es la magia verde de una pelota que envuelve la vida. Hay grito, pasión y  gol de multitudes. Sudor, gambeta, huachitas y chalacas de hincha adornan 90 minutos de velocidad. Juegan millones con la tierra redonda que de tanto ser pateada cada día ofende los sentidos. Somos futbol, y fervor de gargantas. Somos jugadores de la vida. De ahí, que rabiemos y alegremos nuestros días con el futbol y sus emblemáticos jugadores. Lo que sigue es una reseña al libro de Rodolfo Milla: CHALE, SOTIL Y EL GRAN PERICO LEÓN. Lima. Editorial San Marcos, 2014 quien con prosa “de gambeta y guantes en la escritura” nos ha regalado un “gol de crónicas que se pegan en el bobo”. 

X: Alfonso Torres  Valdivia
Chale, Sotil y el gran Perico León es una versión ampliada de otro libro que Rodolfo Milla publicó en los años noventa con el título de Crónicas imperdonables. Agotada la edición, algunos vendedores, ante la demanda inusitada,  le pidieron permiso a Rodolfo para sacarle copia a dicho ejemplar.  Él aceptó, y entonces  circuló una  edición reducida de Crónicas imperdonables.  Pero la gente, no se contentó con una  copia y le reclamó al autor una reedición. Ser inmune al clamor de las masas no va con la personalidad de Rodolfo,  y ante esa avalancha de suplicas, recurrió a La Editorial San Marcos. El único problema que se presentó fue con respecto al tema, la editorial le pidió que sacase algunos artículos de natación y ajedrez, pues los consideraban ajenos al tema central: el fútbol. Movido por las circunstancias, Rodolfo reduce y amplía sus crónicas, y el producto de ese esfuerzo es el libro: Chale, Sotil y el gran Perico León.
El libro es un conjunto de crónicas periodísticas y Rodolfo, se vale de ellas  para mostrar la vigencia de esa gran antítesis entre David y Goliat. En realidad el trabajo emprendido en este ejemplar, es un  pretexto para denunciar el abuso del cual fueron víctimas infinidad de futbolistas, que en algunos casos eran iletrados. Mostrar ese universo conflictivo, poblado de sátrapas y hunos,  y cuestionar el sistema deportivo vigente, donde los deportistas se someten a los avatares de la oferta y la demanda, perdiendo su condición de humanos, es uno de los logros del presente libro.  Detrás de cada futbolista hay un ser humano, una historia, un triunfo y su consecuente derrota. Ese determinismo fatal, el término de la fiesta, logra conmovernos y el cinismo de los que detentan el poder de los clubes, exasperarnos.
Después de leer cada crónica, uno queda como si estuviera en el limbo, pues las dimensiones del engaño del cual fueron víctimas, jugadores como Perico León, Garrincha y Sucre Flores, entre otros,  rebasan lo imaginable y nos invita a  mirar el fútbol no de una manera idílica, como la que vivimos en 1969, después del partido en la Bombonera, sino como la tragedia que nos envolvió después del paquetazo de Fujimori. 
Chale, Sotil y el gran Perico León tiene una virtud que la encontramos dentro de la estructura del libro: el nivel de la historia es tan interesante como el nivel del lenguaje. Hay autores que en sus manos tienen historias superlativas, pero al redactarlas hay un desbalance en esa ecuación, el lenguaje no tiene el mismo nivel de lo que se quiere contar, y esto produce un hastío y aleja al lector del texto. Con Rodolfo no ocurre eso, las historias contadas por él, encandilan desde el comienzo, y esto es debido al uso del lenguaje, en este caso,  ágil, directo, a menudo desenfadado  que nos  sumerge en un mundo maravilloso como si ese universo descrito estuviera poblado por reyes, hadas y gnomos.
Con respecto al lenguaje empleado por él queremos resaltar el alejamiento del lenguaje periodístico para acercarse al lenguaje literario, frases como: Él está muerto. Pañuelos verdes y amarillos lo cubren.  Américo no pudo resistir la partida de su Mané y así, a los pocos días, su viejo corazón estalló como una bolsa de lágrimas. Un coche de bombero y él era su piloto carbonizado, dan una perspectiva literaria al trabajo de Rodolfo, y ese esfuerzo, nivela la historia con el lenguaje.
Imaginamos las toneladas de sudor que se desprendió del cuerpo del autor de Chale, Sotil y el gran Perico León  para la elaboración de su libro. Sí, porque la culminación del presente trabajo es producto de una investigación exhaustiva.  Hay deportistas, que apenas tienen unas cuantas líneas de información en los diarios de la época, y Rodolfo, en busca de anécdotas, tuvo que recurrir a la Biblioteca Nacional, hemerotecas particulares, al Archivo de la Nación,  y en algunos casos, a fuentes orales, es decir, a personas que conocieron a los protagonistas de las crónicas. Fueron horas de entrevista para extraer un dato, apenas una línea en el libro, pero cuanta riqueza en el resultado. El manejo de las fuentes históricas es algo que no se puede soslayar. Hurgar en ellas formó parte del trabajo más tedioso, pero  el que más satisfacciones le produjo al autor.
 Rodolfo en su trabajo de investigación no se contentó con repetir anécdotas recogidas en diarios o revistas de la época, sino que analizó y sacó conclusiones nuevas a hechos pasados o recientes. Ese es uno de los méritos de él, no repetir, sino dar información nueva, acercarse a las fuentes orales y escritas con seriedad, sin escatimar esfuerzo para recoger datos que muchas veces le llevan meses, años o décadas. Esa dedicación, evidentemente  tuvo una recompensa, su libro se volvió un imán que hipnotiza y despierta en nosotros ese lado morboso de saber más, sin dejar de conmovernos,  ante el éxito o fracaso, de estos héroes modernos que cometieron el error de traer la alegría a una sociedad violenta y sin alma que en la cúspide de su vida los endiosó, pero que no tuvo la paciencia ni el ánimo para atenuar su caída cuando cayeron al abismo.


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