miércoles, marzo 22, 2006

abanico

Como un abanico
de rosa blanca
tu cuerpo prohibido
se me pega
como filigrama
de agua
después de la soledad
de una desnuda comunión
entre la suavidad de tu piel
y la aspereza de mis movimientos.


abanico rojo

1 comentario:

Unknown dijo...

Buenas tardes, mi nombre es Carmen Conde y comparto con usted una pasión que me lleva a tomar muchas decisiones y a guiar mi vida por un sólo camino: el de la literatura. Aunque debo admitir que soy una gran amante de las artes en general. Por ello, además de felicitarlo por conseguir llevar adelante un sueño como el de la escritura, me gustaría hacerle una pregunta. ¿De quién es el cuadro que aparece al final de su poema como si de una estrofa final se tratase?
Espero volver a hablar con usted y, humildemente, le voy a hacer una sugerencia de lectura: le recomiendo la ODA XLII de Meléndez Valdés, escritor español del siglo XVIII. Guarda mucha relación con su poema. Un saludo.