domingo, enero 24, 2010

JOSE MARIA ARGUEDAS: ESCRITOR Y DOCENTE


Este pequeño artículo en homenaje a los 99 años celebratorios del genial escritor José María Arguedas.










Por: Raúl Jurado Párraga


José María Arguedas es el gran escritor cuya vigencia en la actualidad es ineludible. Pero a la vez, fue, un docente innovador de la práctica educativa. Este enunciado inicial y manido me sirve para desarrollar algunas ideas sobre el trabajo educativo del gran novelista peruano. Una educación sustentada en el desarrollo de la etnología que fue una constante en su trabajo como antropólogo. Pero el interés de nuestro trabajo no desea ver ese lado sino al Arguedas interesado en la práctica y recopilación de la vasta tradición oral peruana: Discursos que van desde muestras testimoniales del arte popular (alusión en artículos a la cerámica, vestimentas, fiestas, instrumentos, etc.) canciones y trabajos sobre wuaynos, carnavales, interpretes, etc.) O a las expresiones cuturalistas ligadas a la religión, el rito y a la literatura oral propiamente dicha (cuentos folclóricos, mitos, leyendas, lírica, etc.). Obviamente tampoco pretendemos agotar el tema sino entender en lo posible la relación de una labor importante del José María Arguedas interesado en el rescate de la etnoliteratura desde su postura de maestro.

La relación de la educación con la etnoliteratura en Arguedas es un signo de rescate permanente del imaginario cultural andino. Acaso, Arguedas ha construido la imagen del sujeto que posibilitó la “traducibilidad” del espacio andino en todas sus manifestaciones. Así como también en la aplicabilidad de las diversas categorías que estas poseen. Para ello Arguedas incide en su experiencia docente y monitorea a sus discípulos hasta lograr con ellos un registro no sólo de creaciones individuales sino del rescate de la memoria cultural de los pueblos andinos (léase por ejemplo el folleto "Pumacahua", 1940 que es un documento de esa práctica de acopio y creatividad de sus alumnos; resaltan en sus 32 páginas canciones populares, cuentos, poemas, fiestas y costumbres del Cusco. No hay que olvidar que esta experiencia fue realizada en el Colegio Nacional Mateo Pumacahua de Sicuani, donde laboró Arguedas). Y lo que llama la atención es como, el propio Arguedas organiza, desarrolla y muestra un trabajo final utilizando una didáctica centrada en la construcción de un conocimiento de “la intimidad espiritual del pueblo” no sólo es un despertar de una creatividad de los alumnos sino una identificación con el contexto en la cual se gesta este documento. Una prueba mucho mayor y a nivel personal se puede leer en diversos trabajos realizados por Arguedas como por ejemplo en: Canto Keshwa, 1938 (21 canciones folklóricas de la zona de Ayacucho) en Canciones y cuentos del pueblo quechua, 1949 (28 canciones, 9 cantos de trilla y 9 cuentos hermosos en donde resalta: El torito de la piel brillante, la amante de la culebra, el joven que subió al cielo, el jefe del pueblo y el demonio, la amante del cóndor, el negociante de harina, Isicha Puytu. O en el libro colectivo editado junto a Francisco Izquierdo Ríos bajo el título de Mitos, leyendas y cuentos peruanos, 1947, 1970 (contiene 2 mitos, 51 leyendas y 10 cuentos de la sierra, 16 leyendas y 22 cuentos de la selva y 20 leyendas de la costa. Un trabajo de recopilación de la vasta tradición oral realizada por alumnos en su mayoría del Colegio Miguel Grau de Magdalena. Etc. En estos trabajos no sólo hallamos la intención de un etnólogo que recopila diversas expresiones literarias sino otras que reciben el nombre genérico de folklore.


Arguedas pone en acción una práctica profesional desde su postura de antropólogo que lo vincula a un accionar educativo haciendo que los discursos recopilados sirvan como registros de una cultura importante que debe mantenerse ampliando su canon de oralidad a través del uso de la escritura. Arguedas ensaya una práctica importante dentro de la etnoliteratura registrar todo lo reconocible como estatuto quechua- andino, y con ello lograr un sentido hermeneútico que debe conducir a un saber apoyado en lo que Arguedas llamó el método cultural. Validar el idioma y dentro de ella expresar la intimidad de nuestra cultura hoy mestiza e hirviente.
El rostro poliforme del Arguedas: Antropólogo, etnólogo, educador, escritor, poeta, acaso se conjugan para crear un trabajo que totaliza dentro de su hetereogenidad las diversas caras de una cultura peruana de resistencia. Donde se nota con mayor claridad éste hecho es en esa preocupación de tratar por todos los medios de “mostrar” la vasta tradición cultural que corresponde muchas veces a la llamada tradición oral que adquiere una sistematización mediante la etnoliteratura. José María Arguedas desde su posición de maestro ejerce esa práctica de manera constante y consciente. Como se dijo al comenzar no sólo inaugura las prácticas etnoliterarias sino que además éste hecho le sirve para realizar un importante magisterio. Puede leerse por ejemplo: Nosotros los maestros. Editorial Horizonte, 1986. (presentación y selección de Wilfredo Kapsoli) donde Arguedas da noticia de experiencias singulares e incluso diseña una teorética educativa (llámese: didáctica, metodología, enseñanza, juicio de valor, etc.) que lo lleva a logros de un aprendizaje significativo en el plano de la literatura oral peruana.

En tal sentido Arguedas es categórico en su labor de maestro y dice que la:

“. Educación no se resuelve mediante un método sino mediante el conocimiento de la cultura, de las costumbres de cada pueblo, por que somos un país muy mezclado, un país mestizo en cuanto a creencias, en cuanto a concepciones morales, políticas; en fin, somos un país que todavía no ha acabado de definirse.”

Se nota la lucidez de Arguedas y ahí radica la esencia de su permanencia no sólo como escritor sino como maestro. Hay que conocer la cultura de un pueblo en su totalidad, organizar un conocimiento integral de sus prácticas discursivas. Acaso, sistematizar el estudio de las “literaturas regionales” enfrentando centro y periferia no como síntoma de diferencia de culturas sino en la posibilidad de integrarlas y conocer mejor nuestra identidad cultural.

Hablamos de reconocer y mostrar discursos representativos de diversas regiones Antonio Cornejo Polar nombraba un Sistema de las llamadas literaturas étnicas, pero no llegó a definirlas con claridad. Por eso, es urgente la revaloración y conocimiento de expresiones regionales de literatura. Existen en provincias centros importantes de cultura. Lima ya no es el Perú, ni el jirón de la Unión es el Palace Concert existe el jirón Gamarra y el Muelle pub. Ya no, más centralismo cultural los núcleos regionales de literatura están mostrándose. Cuesta cambiar de mirada, pero hay que hacerlo antes de quedarnos ciegos. En este aspecto se plantea para el plano educativo la posibilidad de hablar de un curriculum variado y flexible entendido instrumento de cambio. José María Arguedas muestra esos pasos iniciales al recuperar nuestra memoria colectiva, mediante el rescate del mito, la leyenda, la música popular, la canción, etc. Arguedas traza una etnología global del área andina y lo liga a la educación como principio renovador y dialéctico no en vano traza ideas en torno a una antropología pedagógica. Wilfredo Kapsoli apunta con claridad este aspecto:

José María Arguedas recomienda conocer el contexto social en el que realiza la educación. Saber diferenciar las costumbres y los valores de cada región porque esta diversidad de creencias perfila el modo de ser de cada persona. Conocer esta realidad es un arma importante para el educador”

Este hecho nos lleva a pensar que la práctica de educador que ejerció Arguedas en distintos niveles se emparenta a una tarea constante de pensar la educación no sólo como un asunto de relación alumnos versus maestros sino como práctica corporativa dentro de la diversidad cultural. Como enseñar sino se define primero que se debe enseñar y como hacerlo. Arguedas fue consciente en su preocupación por vincular estos hechos por eso realizó un diagnóstico de cómo se miraba el colegio así nos dice:

“.. y el colegio era siempre un local grande donde profesores y alumnos nos encerrábamos para estudiar tantos cursos, (pero) de lo que pasaba y de lo que había fuera de este local nunca hablábamos”

La postura arguediana responde a la construcción de un nuevo centro esta vez, debe entenderse la enseñanza en otros términos especialmente basado en un trabajo no exortativo, ni informativo sino en la idea de actualizar lo que se dice con la práctica en sí. Vale decir, que Arguedas al plantear una experiencia de trabajo real cuestionaba seriamente la educación tradicional y se acercaba sin mucho aspaviento a ser incluso un adelantado de la “modernidad” educativa entendida desde la prédica del tan manoseado informe de J. Dellors en sus postulados de “ Aprender a hacer” para llegar a “aprender a ser”.


El hacer arguediano es estudiar, valorar, analizar con los propios alumnos en trabajos etnoliterarios toda la riqueza de nuestra cultura popular para llegar con ello al logro y reconocimiento de los sujetos con relación a la producción de sus propias expresiones que son la muestra viva de nuestra cultura.


El autor de los Ríos Profundos no sólo es un preocupado por el sentido práctico de recopilar o trabajar apasionadamente sobre nuestra cultura sino que ante todo es consciente de su papel como educador, no en vano siempre se ve a Arguedas luchando contra grandes presiones que él denuncia o contesta públicamente como lo hizo con el señor Salazar Romero a propósito de la reforma educativa y la implementación de un curso de sociología. Arguedas concluye con ideas contundentes de clara llamada al orden así dice:

imploremos al Ministerio a fin de que nos se hagan las cosas en los gabinetes y únicamente por los hombres de gabinete. Que llamen a quienes además de ser sabios, conocen este país en el que hay tantas singularidades y pueblos que merecen todos el mismo respeto, tan múltiples tipos de limitaciones y de virtualidades que es necesario conocer a fondo para saber dirigir y mandar. Y entre los que sólo son sabios” y los que conocen el país debiera preferirse, en último caso a los últimos, cuando se trata de legislar.”
Pero Arguedas crítico del sistema educativo y, de los sujetos que lo conforman no se calla y señala incluso con cierta vehemencia frases duras contra estos; sugiero leer algunas cartas que dirige Arguedas al poeta Manuel Moreno Jimeno, especialmente aquellas donde el escritor noticia la gestación de la revista Pumacahua donde se halla el trabajo práctico de etnoliteratura, creación y educación. Como muestra me atrevo a citar lo siguiente:

Estoy luchando terriblemente por sacar la revista. El Director de este Colegio ya te dije es un imbécil, pero además es uno de esos aventureros extranjeros, que turruneros o mozos de hotel en su país, aquí llegan con ínfulas de doctores o sabios; creen estar en una país de cafres, y a base de adulación inmunda a las autoridades y gentes de influencia se trepan y se mantienen en puestos de importancia. Este tipo es uno de esos.”

Todo acto de compromiso de trabajo si no es comprendido termina por derrotar al sujeto que lo inicia, Arguedas tuvo esa experiencia traumática que desencadenó un sentido de orfandad y frustración que lo llevaría al suicidio. En misivas dirigidas a John Murra también se nota ese desencanto así extractando algunos párrafos hallamos lo siguiente:

Los verdaderos maestros universitarios están aislados y por entero a merced de esta mayoría oscura sin ideales”

“todas las luchas por intereses me hacen sufrir, pero ésta entre profesores, entre hombres de ciencia me parece pavorosa y la más antihumana y absurda. Y San Marcos no es en ese sentido una olla de grillo sino de hienas”

Arguedas es consciente de que el “aprender a vivir juntos” conociendo y valorando lo nuestro es un trabajo que aún enfrenta elementos duales: Autoritarismo/ democracia; desconocimiento / conocimiento, Etc. Pero ante todo ello hay que batallar para instaurar una “voz educativa” sustentada en trabajos coherentes de rescate a lo largo de una vida. Para ello no hay que olvidar que nuestro Arguedas aprovecha la experiencia personal que él tuvo como alumno que fue de alguna manera inútil donde según cuenta algunos de sus:

“... profesores llegaban a la clase con veinte minutos de retraso; diez minutos empleaban en pasar listas, y el resto; bostezaban o dictaban algún curso antiguo que los alumnos teníamos que copiar durante todo el año. La otra mitad de los profesores explicaban todas las cuestiones de sus cursos que el Plan Oficial indicaba, se ceñían al plan con fidelidad militar.”

Argumenta más adelante la inutilidad de memorizar algunos relatos escuetos del pasado o memorizar datos inservibles, no haber leído un libro durante los cinco años de instrucción. No se experimentaba lo que se hablaba. Existía un divorcio entre profesor y alumnos. Con toda esta lectura que hace Arguedas del espacio educativo en la que se movió entiende que al ejercer magisterio otra debería ser su propuesta. Plantea la investigación guiada por el profesor para que sean los propios alumnos quienes hallen lo que necesitan comprender mejor. Arguedas plantea la idea de orientar la práctica educativa es decir:

“ ... despertar en los alumnos la inquietud de investigar por cuenta propia, es decir, el despertar en la conciencia del alumno una íntima y profunda necesidad de saber, y un interés exigente de conocer a su país. Inquietud e interés que en un país como el Perú, resultan indispensables
Arguedas múltiple como sujeto ensaya una metodología para lograr sus metas. Parte de la lectura plural de libros, artículos, poemas sin distinción, luego pasaron a la interpretación para llegar a producir sus propios trabajos. Arguedas organizó si se quiere la secuencia siguiente para ligar el acto educativo a la etnoliteratura o viceversa:

a) Motivación sobre la cultura nacional, regional y universal (parte expositiva)

b) Planteamiento de objetivos o competencias a lograr.

c) Diseño secuencial de la clase o fin propuesto.

d) Lectura variada de textos de diversa índole. ( lectura – comprensión – debate – juicio de valor – escritura crítica)

e) Trabajo de campo diseñada y monitoreada por Arguedas (posible uso de fichas etnográficas de recopilación para fijar datos del informante, del relato o texto, de la zona, etc.) al respecto el propio Arguedas dice que eran “ más alumnos en la calle que cuando estaban sentados en su carpeta”

f) El trabajo de campo consistía en la observación y el registro de todas las actividades culturales de la zona mediante la escritura - reseña – fotografía – descripcción oral – dibujo; Etc.

g) Trabajo en aula lectura de los informes, debate y aportes.

h) Publicación de los textos recogidos.

Como se habrá podido notar estamos frente a un escritor que no sólo se vincula a la educación desde la posición del maestro, sino que se apoya en sus otros rostros: el antropólogo, el folklorólogo, para crear un trabajo integral de rescate de nuestra cultura. Nadie puede negar la actualidad de Arguedas en términos educativos, ni siquiera atreverse a dudar que su propia vida que es un modelo de conducta en términos de trabajo multiforme sobre diversos tópicos de nuestra hetereogenidad cultural. Por eso lo que hasta aquí se ha dicho no es otra cosa más que entender con sencillez que “la plaza es corazón para el pueblo, ahora está llena de alegría. ¡Y ahí están, mistis, mestizos y cholos cantando con la misma voz la misma alegría! Es pensar que la plaza arguediana es el centro donde nacen los nuevos limeños y dentro ese círculo nace nuevas rabias y nuevos sueños y educar es en el fondo mismo enseñar a cambiar de conducta para tener como quería Arguedas un reino de generosidad para hablar y sentir sin que nos coloquen máscaras de mezquindades e injurias.

Bibliografía Utilizada


Arguedas, José María. Nosotros los maestros. (Presentación y selección de Wilfredo Kapsoli) Lima, Editorial Horizonte, 1986.

Cornejo Polar, Antonio. Los universos narrativos de José María Arguedas. Bs. As. Editorial Losada, 1973.

Forgues, Roland. José María Arguedas la letra inmortal correspondencia con Manuel Moreno Jimeno. Lima. Ediciones los Ríos Profundos, 1993.

Forgues, Roland, Antonio Cornejo Polar y otros. José María Arguedas vida y obra. Lima. Amarú Editores, 1991.

Montoya, Rodrigo (compilador) José María Arguedas veinte años después: Huellas y horizonte 1956-1998. Lima. Ikono Ediciones y UNMSM, 1991.

Murra, John V. y Mercedes López-Baralt. Las Cartas de Arguedas. Lima. PUC. Fondo Editorial, 1996.

Muñoz, Silverio. José María Arguedas y el mito de la salvación por la cultura. Lima. Editorial Horizonte, 1987.

Varios. Recopilación de textos sobre José María Arguedas. La Habana: Casa de las Américas, 1976.








A mí me echaron por encima de ese muro, un tiempo, cuando era niño; me lanzaron en esa morada donde la ternura es más intensa que el odio y donde, por eso mismo, el odio no es perturbador sino fuego que impulsa”.

José María Arguedas










3 comentarios:

Puquio Perú dijo...

Arguedas a mi criterio sin duda alguna con sus obras y relatos nos toca las fibras mas sencibles de quienes hemos testigos y protagonistas de las viviencias de nuestro Perú andino.

http://www.youtube.com/watch?v=9MwmMIurp58&feature=related

Att.
Alfonso Loayza

Anónimo dijo...

Es un ensayo interesante sobre Arguedas y la Educación.Hay una comprensión bastante clara de las ideas educacionales de Arguedas. Lo que más me ha impactoado, sinembargo, son los eslabones o pasos de la metodología de enseñanza-aprendizaje de Arguedas, que me parece clave hoy día en el campo de la educación. Yo vengo estudiando a Arguedas desde la educación, donde ,por supuesto ,el libro de Kapsoli(Nosotros los Maestros) aparte de sus enriquecedores reflexiones incorpora una selección de textos de Arguedas referidos a la educación. Me gustaría, sinembargo, saber si existe otro libro semejante al de Kapsoli. U otros ensayos que centren en la educación.
Gracias.

Alberto Moya Obeso, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Trujillo.

Ester Rojas dijo...

excelente aporte profesor, en realidad admiro mucho la obra de Arguedas en esa labor de etnólogo poco conocido y en la de maestro educaddor y recolector de tradición andina oral... recuerdo y añoro con nostalgia sus clases... gracias y saludos...