domingo, julio 15, 2012

SOBRE EMILIO A. WESTPHALEN

Al editase un libro que contiene diversos artículos y ensayos sobre este importante poeta. He tomado del Blog La Soledad de la página en blanco de Camilo Fernández Cozman su post que considero informa de manera objetiva el contenido del libro.

Westphalen otra vez
por: Camilo Fernánez Cozman
En 2011 se cumplieron los cien años de nacimiento de Emilio Adolfo Westphalen. Como parte de las merecidas celebraciones, se realizaron dos coloquios: un homenaje organizado por la Academia Peruana de la Lengua y un conversatorio de orientación lacaniana bajo la batuta de Marcos Mondoñedo, profesor de la Universidad de San Marcos. Ahora podemos leer el texto de cada una de las ponencias presentadas a los dos eventos antes mencionados. Gladys Flores, Javier Morales Mena y Marcos Martos acaban de publicar Westphalen centenario (Lima: Ed. San Marcos, APL y Facultad de Letras de la UNMSM, 2012, 127 pp.) El libro manifiesta tres enfoques: el retórico, el sociohistórico y el psicoanalítico. En lo que respecta al primero, están el ensayo de Giancarlo Pedraza y otro mío donde se analizan el campo retórico (área de conocimiento que implica las experiencias adquiridas por los individuos, las sociedades y las culturas) y la estructura argumentativa de la poesía de Westphalen. Pedraza pone de relieve cómo Las moradas, revista dirigida por el poeta, se situó con propiedad en el espacio de la modernización de la cultura en el Perú a partir de una reflexión interdisciplinaria y sugestiva. En lo que concierne al segundo, Paolo de Lima indaga por “la constitución del sujeto poético como parte del sector social urbano y occidental de la sociedad peruana en la medida en que focaliza a la migrante andina desde la exterioridad y el exotismo” (p. 32). La tercera perspectiva tiene la mayor cantidad de ensayos. Marcos Mondoñedo aborda, desde la óptica de Jacques Lacan, la observación selectiva, que hace el sujeto, del cuerpo de la mujer, donde el poeta privilegia el pie de la mujer que ha sido divinizado por la cultura occidental; pero que Westphalen lo percibe como objeto vinculado a la lujuria. Por su parte, Lenin Lozano se sustenta en el Seminario X de Lacan sobre la angustia para examinar la presencia de lo real (lo imposible de representar) en la poesía de Westphalen. En tal sentido, la presencia de la mujer, en Abolición de la muerte, se va tornando cada vez más difusa y “ ya no puede colmar la escena con imágenes cósmicas de forma contundente” (p. 49). Milton Gonzales se apoya en Lacan y Alain Badiou para proponer que la poesía constituye una interpretación del mundo “que necesariamente ha pasado por la mediación del gran Otro” (el orden simbólico) (p. 62).Por eso, el sujeto cubre el vacío mediante la saturación: “lo que está haciendo (Westphalen) es cubrir obsesivamente el vacío que podría revelar su falta, sin embargo, aun así podemos notar que no logra su cometido” (p. 63). Víctor Vich aborda “Un árbol se eleva…”, poema de Las ínsulas extrañas, y parte de la noción lacaniana de goce para afirmar que este último constituye una vivencia de satisfacción que, no obstante, se convierte en intolerable y ello conduce a la desintegración. Marita Hamann percibe el triunfo de lo simbólico sobre lo real en la poesía de Westphalen, hecho que se manifiesta en el silencio “que instala un vacío que hace posible otra experiencia con la palabra y con el cuerpo” (p. 88). César Arenas plantea lazos entre la mística de San Juan de la Cruz y Las ínsulas extrañas de Westphalen observando el compromiso místico que lleva a la vía unitiva en “Llueve por tanto…” Al margen de las tres perspectivas antes mencionadas, hay dos ensayos también interesantes: uno de Gladys Flores, quien indaga por la develación del humor del cuerpo en Cuál es la risa y otro de Raúl Jurado que examina la ensayística de Westphalen y la manera como el poeta rechazaba la crítica oficial, encarnada, sobre todo, por Luis Alberto Sánchez. Westphalen centenario constituye un aporte imprescindible para el estudio de la obra del célebre poeta vanguardista peruano porque abre disímiles enfoques al análisis de su complejo pero cautivante universo simbólico, pues como decía Westphalen:"Me he callado porque solo el silencio pone más cerca los labios/ Porque sólo el silencio sabe detener a la muerte en los umbrales/ Porque sólo el silencio sabe darse a la muerte sin reservas".

viernes, julio 06, 2012

A LOS MAESTROS


Muchos profesores, demasiados alumnos. Pocos maestros, pocos discípulos. Poco saber, mucha ignorancia. Poco amor por enseñar más allá de lo que se debiera, mucha desidia para hacer sólo lo necesario.  Pocos sueños que se logran en el Diario Educar diría Constantino Carvallo. Pero al final de cuentas uno va gastando su vida de a poco en clases diarias. La imagen es la de ejercer mendicantemente largas sesiones de clase gastando la garganta por pocos soles. Estamos ahí, con nuestros libros, nuestras tizas, nuestros lapiceros, nuestras laptops,  nuestra sangre edificando el valor de educar diría Fernando Savater. Quién no  ha tenido maestros no sabe la verdad del aprendizaje. Hasta la naturaleza nos enseña cotidianamente. ¿Quién no  se debe a la voz, al saber de un maestro?. No nos pueden negar existimos con nuestra impecable postura de maestro. Somos los maestros la voz cotidiana de  la lección de la sabiduría. No podemos quejarnos de nuestra profesión, sino afirmarla con orgullo. Porque ya José Antonio Encinas en 1930 decía: “El más alto cargo de un ciudadano puede desempeñar en una democracia es el de maestro de escuela”. Por eso basta ya de profesores inmóviles, basta de profesores  conformistas y quejones. El maestro verdadero está lleno de libertad para decir, pensar y señalar caminos. Nosotros los maestros, nosotros los que nos entregamos a plenitud en cada clase que realizamos, ya en el colegio, en la academia, en la universidad, sabemos que cada palabra nuestra es como un dardo que horada la piedra más dura en un aula. Sabemos que ejercemos a plenitud nuestra labor, nuestra trajinada voz se agiganta, nuestro cerebro inunda de savia  las aulas del tiempo. Nosotros los verdaderos maestros no debemos ser charlatanes, o ejercer discursos doctorales fofos. NO,  nosotros sabemos eso por lo que aprendimos de J.A Encinas quien escribió en su libro: Un ensayo de Escuela nueva en el Perú  lo siguiente: “que la charlatanería en materia  de educación es mil veces más dañosa que en materia de medicina”. No podemos anular conciencias críticas de nuestros discípulos sino elevar sus cerebros como cometas sabias para que incendien la oscuridad de mediocridad y de la ignorancia que  a veces inundan enternadamente las instituciones educativas. Nosotros somos el cambio, por que educar es una acción ejemplar a veces silenciosa, a veces mal vista. Los verdaderos maestros estamos a “expensas de una mayoría inepta, vil y amoral” diría parafraseando las palabras de  José María Arguedas. Pero eso no nos daña por el contrario no lleva a afirmarnos Maestro sí, profesor no. En este día que se repite cada 6 de julio quiero que estas palabras soltadas al viento taladren sus corazones, abracen su entusiasmo, los llenen de  júbilo. Ustedes están llamados a ejercer “la auténtica enseñanza con vocación, con magnitud, con clerecía, con sacerdocio, con libertad” Un abrazo amigos maestros en su día. Un vaso de vino de palabras en su día. Salud.