martes, agosto 21, 2012


ANOCHECER EN LA PLAZA DE HUAMANGA

La plaza se llena de aire

 y música de retamas

la tarde escupe su quietud de picaflor

Huamanga abre su corazón

anochecido de crisantemos.

Los portales y su memoria empedrada

me cicatrizan los ojos

contemplando el cielo azul

que se negrea con esos  ojos fúnebres de  búho

que nacen de mis hombros.

Huamanga  me trae el sonido de las metrallas

de gritos y banderas rojas

y tronar de ríos lejanos.

Habrá lágrimas en la noche no lo dudo

llueve esta tarde con tanta rabia

que dan ganas de huir

las gotas limpian mis manos barrosas

Una guitarra deja afónica su garganta

en las esquinas.

Estoy aquí transparente  sin voz

mirando  caer el cielo y tú no llegas

una golondrina a diez años de su partida

ha vuelto a mis brazos

y triste se arrulla en mis manos

su cabello lacio azota  el silencio

de la lejanía

Señor desea Chaplas -cómpreme un pancito-

con su chichita de jora sale

Gorrioncito a que has vuelto a Huamanga

camarada, corra que vienen los huairuros

camarada  deje su hambre para otro día

corra y deje colgado su corazón 

en la rama de aquel árbol del medio de la plaza

corra, escóndase que la lluvia no mojará su alma.

Suenan los pasos por asamblea

todos corren de aquí para allá

Huamanga estoy carcomiendo tu ojo

necesito un café para olvidar tu rostro

que no llegará a pesar del teléfono

que golpea...

Esta tarde me esperas, si llego me esperas

miro, como pintan en la pared una serpiente ardiente

Huamanga me suena a aire a guitarra a muerte

negrita del alma, chiquita dónde estás.

Despierte joven corra y no se moje

la lluvia no va a parar

no se  moje se puede resfriar

corran que vienen los yana umas

la pared se llena de rojo y soledad

es de de noche en Huamanga

 las retamas cierran sus ojos conmigo.