( Materiales para construir un sueño)
Para: César Reyes Campos a
quién le hurté sus ideas sobre los
docentes con grados académicos
La Universidad es una de las instituciones con mayores posibilidades de reciclaje y reingeniería humana. Pero para llevar a cabo este acto de modernización debe amoldar su orientación colectiva bajo los parámetros de un acto revolucionario traumático y urgente. Para ello, sus agentes: profesores, alumnos y administrativos deben asistir a un shock que los ponga en el espacio de la modernidad. Peter Drucker en su libro: La Sociedad Postcapitalista dice: “ En la sociedad postcapitalista se puede asegurar que el que tenga algún conocimiento tendrá que adquirir nuevos conocimientos cada cuatro o cinco años, so pena de quedarse obsoletos.”, es decir a nosotros los docente universitarios, no nos basta saber algo, sino incrementar continuamente ese capital llamado conocimiento. Una universidad donde los docentes sólo ostentan sus grados de magíster o doctor como “insignias” no sirven para el cambio. Tampoco los que no los tienen. Porque en su gran mayoría presumo se hallan desprovistos del capital cultural y por ese hecho, han decrecido académicamente. Esto los está condenando a una individualidad profesional y en consecuencia, al atraso de la institución donde estos ejercen magisterio. Muchas veces ostentar un grado académico los lleva a la búsqueda del posicionamiento en el aparato administrativo como autoridad universitaria. Y es ahí, donde comienza el anquilosamiento burocrático. Atender las urgencias de gobierno universitario de hecho merma sus posibilidades de lectura e investigación. Algunos dirán, que estos enunciados son falsos y dañinos. ¿Pero acaso, la sola búsqueda de docentes con grado académico justifica la acreditación de una institución de alto nivel en el campo del conocimiento y la investigación? Lo que existe en todo caso, son docentes hábiles, intuitivos y académicos con grado o sin ella. Cada uno con su propia historia en ese espacio académico llamado universidad. En algunos casos, se trazan líneas divisorias entre quienes tienen grados y los que no lo poseen aún. Este hecho, también jerarquiza la institución en docentes: principales, asociados y auxiliares. Estos rangos a veces no va a la par con lo que venimos señalando “la apropiación del conocimiento” y aquí rescato una líneas de José María Arguedas que adquiere una actualidad realmente sorprendente : “ El APRA está coaligado muy sólidamente con la extrema derecha y cuenta con el apoyo de buena parte de los profesores, de aquellos cuyo único interés es únicamente el de permanecer en la Universidad a cualquier costa. Lo verdaderos maestros universitarios están aislados y por entero a merced de esta mayoría oscura y sin ideales” (Carta mecanografiada enviada al Doctor John Murra el 21 de mayo de 1960) Aquí, dos preguntas contundentes ¿Qué los docentes tengan el grado académico acaso faculta a que una institución universitaria tenga calidad educativa? ¿No poseer el grado académico acaso es óbice para minimizar a un docente y no dejarle ejercer un protagonismo académico en la institución universitaria? Cualquiera fueran las respuestas, nos debe llevar a mirar integral e inteligentemente el espacio académico para crear las condiciones de una universidad acorde a los tiempos modernos. Para ello, sugerimos una evaluación permanente de los dominios académicos de los docentes. El conocimiento, la información del saber ahora es mayor. La tecnologización digital ( vía: Internet, Web, Blogs, Mail, autopistas de información, comunidades conectadas de aprendizaje etc) están creando espacios inalcanzables de cultura. Cada instante hay datos nuevos, que van complicando el problema del procesamiento de la información. Es decir, estos nuevos campos obligan al cambio de la postura investigativa del docente. Otro aspecto fuera de la discusión sobre docentes con grado o sin grado académico que algunos han llevado incluso al plano del beneficio económico, está centrado en la actitud frente al cambio institucional. La universidad como institución tiene que orientar su modernidad en la actualización de documentos de gestión académica: Currículum, proyectos educativos, planes de estudio, diplomados, educación a distancia etc. Por otro lado, debe promover una cultura de publicaciones de todos los agentes en la universidad (investigaciones, textos universitarios, textos de creación, etc) La universidad posee a la vez, una infraestructura que debe irse modernizando y es ahí, donde intervienen los órganos de gestión administrativa. Por ejemplo: Como se le puede pedir a un docente permanencia a tiempo completo dentro del campus cuando éste no posee ni siquiera unambiente donde desarrollar sus apuntes de clase. (mesas, computadoras, biblioteca actualizada, etc) ¿Es tan, difícil darle condiciones mínimas de trabajo a un servidor académico?.
Por otro lado, estamos olvidando que el crecimiento académico de una institución también obedece a una política de gobierno desde la llamada Alta Dirección: ejemplo Dar posibilidades y facilidades de estudio en otras instituciones a los docentes de planta para que pueden perfeccionarse o actualizarse en otras instituciones para luego internalizar lo aprendido en los alumnos. Considerar y desarrollar las pasantías universitarias. La especialización y perfeccionamiento en otras universidades extranjeras y/o nacionales. No es utopía sino una verdad a lograrse si hay voluntad y orientación de futuro.
Un hecho, que de no cambiar convertirá a la universidad en un agujero sin fondo. Acaso estos hechos son posibles si se tienen objetivos claros para una universidad del futuro. De no hacerlo esta no cambiará y seguirá anquilosada viviendo del pasado. Esto me lleva a citar las palabras del Ing. Francisco Delgado de la Flor quien en el evento organizado por la Asamblea Nacional de rectores, del año 2002 señalaba: “La modernidad y la globalización nos golpean externamente. La situación económica y la inestabilidad política en el país también. Hemos perdido mucho; docentes y con ello nivel académico, capacidad de investigación y por tanto el logro de mayor número de publicaciones, autoridad lo que se traduce en inestabilidad en las universidades.” Más claro imposible.
Un hecho, a veces, no tomado en cuenta, es el espantoso nivel de ideologización a la que llegan los docentes universitarios que se prolongan en los colectivos universitarios (bases de estudiantes y administrativos) Militancia partidaria, decisión de élite dirigencial, colectivos electoreros, búsqueda del poder a toda costa. Pruebas al canto denuncias y negociados. Una mayoría que gobierna imponiendo su poder omnipotente con acciones que quiebran estatutos y reglamentos en incluso contraviniendo la ley. Mayoría poderosa y sucia en los consejos de Facultad, Asamblea Universitaria, tercios etc. Minoría desarmada, arrinconada con gritos destemplados con orientaciones desestabilizadores añorando su pasado de gobierno cuando eran mayoría. Vuelta de tuerca políticos jurasicos que acarician las barbas del viejo Marx como un fetiche. Otros más radicales en el sueño de la gran revolución cultural de Mao. En fin ideologización a todo nivel, la lucha continua por que hay que cambiar las estructuras y la lucha de clases se justifica. El sistema neoliberal es la daga de Damocles y los políticos de oficio inflman su verbosidad que arremete y destroza a los que tienen otras formas de pensar. El mundo ya no es el mismo después de la caída del Muro de Berlín, desde la desintegración del proyecto comunista, hasta la China neoliberal actual. Pero a veces, la Universidad, como espacio dividido debe ser y de hecho es un espacio, para la confrontación de ideas cualquiera sea su orientación y ahí, a veces, no llega la tolerancia. Aquí quiero nuevamente citar a Arguedas quién vivió de cerca esta lucha política como docente universitario así señaló: “Todas las luchas por intereses me hacen sufrir, pero ésta entre profesores, entre hombres de ciencia me parece pavorosa y la más antihumana y absurda. Y San Marcos no es en ese sentido una olla de grillos sino de Hienas”.(carta a John Murra del 21 de mayo de 1960) Acaso, Arguedas con su gran sensibilidad y con su agudeza pudo captar la negatividad de la politización que muchas veces daña a las instituciones universitarias. Ojo, estamos hablando de un escritor que tuvo una posición progresista de sesgo izquierdista. Estimo no de un fanático ortodoxo sino de un hombre culto y de ciencia. Pero qué hacer, acaso aportar ideas que nos sirvan para entender mejor nuestra universidad su estado actual, sus posibles reformas y por que no cambios radicales. Todo cambio es brutal y traumático. El pasado sirve como tradición para sacar lo mejor. El presente es el espacio de nuestra actuación o nuestra tragedia cotidiana. Y el futuro es nuestra utopía personal y colectiva. Para terminar una vez más, cito a José María “Es impresionante observar cómo las cosas se malogran por la mezquindad de las gentes, aquí, en la Universidad, donde el reino de la generosidad debiera ser pleno” (Carta a John Murra del 23 de julio de 1961) Esa universidad de la generosidad y el debiera de Arguedas debe ser la Universidad donde la academia recupere su valor y prestancia académica. El zoo politicón ideologizado debe dar paso al sujeto del saber y de la investigación. Con la cual, lograremos una universidad moderna e eficiente para los nuevos tiempos.
Bibliografía
Drucker Peter F. La Sociedad Post capitalista. Bogota. Norma Editores. 1994
Murra V. John y Mercedes López-Baralt. Las cartas de Arguedas. Lima. Pontificia Universidad Católica del Perú Fondo Editorial. 1996
Monereo, Carlos y Juan Ignacio Pozo. La cultura educativa en la universidad: Nuevos retos para profesores y alumnos. Chosica. Vicerrectorado Académico. Serie tips Avadémicis Año 1 # 2 ,mayo 2007.
Varios Una nueva universidad para una nueva sociedad. (Debate Nacional) Lima. ANR. 2002
Varios. La Universidad en el Perú (Conversatorio realizado en el Congreso de la república de marzo a junio de 1998) Lima. Ediciones del Congreso de la República. 1998.
Varios. Propuestas para una nueva educación.(II Encuentro Nacional Universidades-Ministerio de Educación) Lima. Ministerio de Educación. 2001.
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