ANOCHECER EN LA PLAZA DE HUAMANGA
La plaza se llena de aire
y música de
retamas
la tarde escupe su quietud de picaflor
Huamanga abre su corazón
anochecido de crisantemos.
Los portales y su memoria empedrada
me cicatrizan los ojos
contemplando el cielo azul
que se negrea con esos ojos fúnebres de búho
que nacen de mis hombros.
Huamanga me trae
el sonido de las metrallas
de gritos y banderas rojas
y tronar de ríos lejanos.
Habrá lágrimas en la noche no lo dudo
llueve esta tarde con tanta rabia
que dan ganas de huir
las gotas limpian mis manos barrosas
Una guitarra deja afónica su garganta
en las esquinas.
Estoy aquí transparente
sin voz
mirando caer el
cielo y tú no llegas
una golondrina a diez años de su partida
ha vuelto a mis brazos
y triste se arrulla en mis manos
su cabello lacio azota
el silencio
de la lejanía
Señor
desea Chaplas -cómpreme un pancito-
con
su chichita de jora sale
Gorrioncito a que has vuelto a Huamanga
camarada, corra que vienen los huairuros
camarada deje su
hambre para otro día
corra y deje colgado su corazón
en la rama de aquel árbol del medio de la plaza
corra, escóndase que la lluvia no mojará su alma.
Suenan los pasos por asamblea
todos corren de aquí para allá
Huamanga estoy carcomiendo tu ojo
necesito un café para olvidar tu rostro
que no llegará a pesar del teléfono
que golpea...
Esta tarde me esperas, si llego me esperas
miro, como pintan en la pared una serpiente ardiente
Huamanga me suena a aire a guitarra a muerte
negrita del alma, chiquita dónde estás.
Despierte joven corra y no se moje
la lluvia no va a parar
no se moje se
puede resfriar
corran que vienen los yana umas
la pared se llena de rojo y soledad
es de de noche en Huamanga
las retamas cierran
sus ojos conmigo.
1 comentario:
se nota que no has estado en la Huamanga ochentera. ¿Metrallas?, jejej
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