jueves, abril 09, 2009

NUEVA POESIA PERUANA




William Gonzales Pérez Cursó estudios de Educación en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Participó en talleres de creación en el Centro Cultural Federico Villarreal y en la UNMSM. Dirige la revista de poesía “Letra Suelta”(Desde octubre del 2004). Tiene publicado el libro “Jamás tanto cariño doloroso”. Sus trabajos han sido publicados en plaquetas y revistas de literatura; como:"La City" (N°22,Lima-julio 2008),En el Libro de Creación Literaria "Se Prohíbe estar triste"(De: Alejandro Medina, Arteidea editores, junio 2008).En la revista "La Tortuga Ecuestre"(N°290, junio 2008). Antologado en el libro “Nostalgia a orillas del Rímac” (Chosica, 2006). Además dirige la bitácora http://letrasueltacultural.blogspot.com/
William Gonzáles Pérez (Lima, 1973) acaba de sacar a la luz su primer poemario, un conjunto de poemas dedicados al viejo y complejo tema del amor. Aludiendo a la antigua interrogante de Hölderlin podríamos decir: ¿Para qué amor en tiempos de desamor? Pero no, no son tiempos de desamor, porque sin amor no podría haber humanidad, ni interrogantes, ni nada. El mundo podría sobrevivir sin dios, pero sin amor no. Por eso su complejidad, a su vez su extraña transparencia. Hoy pasa con el amor lo que pasó a inicios del siglo pasado con el arte, lo que decía del arte Ortega y Gasset. Pero no, lo que sucede es que la gran masa, con los medios masivos y las grandes industrias, con su tecnocracia, su pragmatismo salvaje, ha devaluado el significado de esta palabra que poetas como Dante Alighieri elevaron a su real dimensión. El amor está, entonces, en las individualidades, en colectividades no contaminadas con esa masa tecnológica de la moda y sus derivados. Y los poetas saben que así ha sido siempre, y así será. Por eso Jamás tanto cariño doloroso es la demostración de esa persistencia, a través de las diferentes variantes emocionales y dramáticas en torno a este tema. Con un estilo algo surrealista (“una raíz descubierta a la hora del té”), que hace recordar al Westphalen de “Una cabeza humana viene lenta desde el olvido”, y también expresionista (“melodías que transcurren por las venas/ a más de mil por hora sin detener el tiempo/ existimos hoy para contar las monedas”) - homenaje pleno a Neruda -, somos conducidos al territorio fangoso de la luminosidad del deseo del otro (la amada). Si luego salimos heridos, la única cura será también el amor.
por: Miguel Ildefonso

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