En el otoño de 1997 en el número 1 de la Revista Palabra en Libertad que dirigía el poeta José Beltrán Peña escribí a propósito de Mario Vargas Llosa lo siguiente: “Resulta difícil para un país como el nuestro que las cosas se digan con claridad. Y cuando estas son dichas por un escritor resultan “ofensivas” e inmediatamente comienza a accionarse la maquinaria de la tergiversación y de la mala interpretación. En el mejor de los casos, el escritor termina por exiliarse para no incomodar tanta “sinceridad política”. Pero qué sinceridad puede ser ésta sino se entiende la función del escritor dentro de la sociedad. Acaso un escritor no resulta una especie de héroe cultural?. Lo cierto es que, nuestro país con esta actitud puede estar asistiendo a la pérdida de uno de los mejores escritores peruanos que puede intentar el Nobel” Quizás lo que sentía en ese momento era una rabia contenida de ver como se atacaba la presencia del escritor y toda su obra a pesar de que él ya no estaba en nuestro país. Se había autoexiliado en España después de su “fallida aventura política” que lo había llevado a postular a la presidencia de nuestro país. El “Ingeniero” Fujimori desde la oscuridad fantasmal de chinito trabajador se había convertido en un outsider y en la imagen perfecta del "emprendedor" que encandilaba a nuestro “electorado” frente a la amenaza que representaba la “derecha” a cuya cabeza se había colocado el escritor. Líneas más adelante en el artículo que aludo escribí: “ Se confundió a Vargas llosa, candidato a la Presidencia de la República, activista político con el escritor. Se confundió la acción del ciudadano con derecho a ejercer cargos públicos, y por ello, se crítica su obra aun sin haberla leído y lo que es peor, criticando la figura del escritor con la de ciudadano común, con derecho a participara en la vida política del país” Es que había sentimientos, resintimientos encontrados frente a Vargas Llosa. No había nada que hacer la etapa “pantanosa del chinito” empezaba a darnos en la cara y los bolsillos. No se aún como logramos vivir el “largo gobierno fujimorista” y toda su maquinaria vinculada a la corrupción que hoy se ha destapado. Pero que rápido también hoy muchos ciudadanos han comenzado a olvidar ese gobierno doloso. No debemos dejar que prime la amnesia y menos dejarnos llevar por las “encuestadoras” que colocan a la “hija del ingeniero” en un seudo primer lugar. En fin, no a la amnesia colectiva en política. Seamos vigilantes por el reino de la moralidad y apuntemos por la reserva de la sinceridad política si realmente queremos un país nuevo.
Pero al margen, de mis ideas recordaba el otoño del 97, y “la exclusión” que habíamos hecho de Mario Vargas Llosa y como muchos de mis alumnos renegaban de las obras del “burgués liberal”, del escritor de élite. Hoy algunos de ellos celebran voz en cuello el premio Nobel de ese escritor vilipindiado. Y la verdad hay que agradecer al destino que haya sido a tiempo que Mario Vargas Llosa dejó el oscuro reino de la política para volver al “reino de la literatura” del cual nunca debió haber salido. Y para terminar, seguirán pensando algunos “amigos míos” que la literatura no es importante por qué es más importante la gramática?.
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