miércoles, marzo 25, 2009

LA POESÍA PERUANA CONTEMPORÁNEA DE LA POSTVIOLENCIA: ¿GENERACIONES DEL 90 Y 2OOO?


Mostrar un cuadro aproximativo de la poesía peruana contemporánea peruana entre los años 1990 y 2008; resulta una suerte de balance provisional y polémico. Ya que muchos de los gestores de lo que se ha dado en llamar la poesía del 90 o la generación del 2000 (léase los documentados trabajos de Luis Fernando Chueca, Miguel Ildefonso, Paúl Guillen, Reinhard Huamán Mori). Los poetas jóvenes cronológicamente hablando aún se encuentran en un proceso creativo y los juicios que se vierten resultan puntos de vista discutibles y fragmentarios. Más aún, considerando que la verdadera historia de la poesía peruana aún no ha sido escrito con rigurosidad. De ahí que, los artículos citados resultan aproximaciones necesarias para una visión integral de un canon alternativo de la poesía peruana. Señalo esto por que los trabajos que han tratado de globalizar la historia literaria de nuestro país son contados con los dedos. Y más aún, el estudio de algunas épocas o momentos generacionales están esperando estudiosos que arriesguen opiniones plurales y, puedan mostrar por primera vez el cuadro más completo posible de nuestra narrativa, poesía, teatro, y crítica literaria contemporánea. Tarea realmente titánica que espera un mirada plural. Es decir, ampliar el canon metropolitano e iniciar una mirada “poética democrática” de la producción poética de la poesía en las diversas regiones de nuestro país.
Para iniciar nuestro punto de vista diremos que la poesía de estos últimos años se presenta como un espacio hecho para la reflexión. Ya que, los poetas jóvenes tienen tras de sí una densa tradición poética peruana valiosa que se les presenta como un reto y como un espacio que debe ser cuestionado para lograr hallar una voz peculiar. No sólo el poeta debe superar la gran poesía practicada por las generaciones antecesoras. Estoy pensando en el trabajo de los poetas vinculados a las generaciones del 50, 60, 70 y del 80. El poeta se enfrenta ante la posibilidad múltiple de desarrollar su trabajo en la línea de las diversas tendencias poéticas, diversos estilos. Una especie de continum de la tradición. Y si es posible fundar una tendencia poética de ruptura. Pareciese que ya todo se ha poetizado y el reto asume visos de inmensidad e imposibilidad para los nuevos creadores. Pero los jóvenes poetas de los años 90 y 2000 continúan su trabajo sin bajar la cabeza y asumen el reto. En ese trabajo la poesía crecerá y se hará cada vez más valiosa y digna de un estudio concienzudo. Pero quizás, a diferencia de la poesía cultivada por poetas de otras generaciones la poesía de los años 90 - 2000 se hace especial, ya que esta se mueve entre el gran canto épico y el intimismo existencial. Hay poetas que muestran en sus discursos poéticos la tragedia de ser joven hasta mostrar poéticas anárquicas y agnóstica, y en muchos casos poéticas reflexivas, cultas y densas que han venido en llamar neobarroca. O en otro caso, ingresar a un callejón sin salida o a una sala de espejos donde repetirá mediocremente lo que ya se hizo con mayor calidad en poéticas anteriores.
Para entender la poesía de los 90 o 2000 es importante reconocer lo que significó el fenómeno de migración del campo a la ciudad, ese espacio de movilidad que amplió la cultura urbana y que dejó su pálido sello andino en la piel carcomida de lo criollo. La migración se acentuó por la acción de Sendero Luminoso y la acción del ejercito. La migración fue un proceso incontenible. Lima creció rompiendo su sello señorial, rancio y pasatista para dar paso a una “urbe moderna”, desordenada y multiforme. Es en la piel de esa nueva ciudad donde se tejerán las historias de hambre, desocupación, enfermedad, racismo, y hervores culturales etc. El migrante cambia el rostro de Lima puede leerse el trabajo de José Matos Mar en su última edición para entender este fenómeno (Desborde popular y crisis del estado). Lima es la capital más andina de la costa, los provincianos la tomaron por asalto y se convirtieron en los nuevos en los limeños. Y es de ese choque donde surgen las nuevas voces de la literatura peruana. Es decir, muchos poetas expresan en sus discursos poéticos esos caminos vertiginosos ya como asombro o como apropiación de ese nuevo espacio. Rasgo visible en la poesía de Carlos Oliva. Si bien, el fenómeno de la migración de los provincianos a la gran metrópoli no es un fenómeno nuevo. Hay que, recordar que este hecho se agudizó a partir de la década del cincuenta, (reflejado poéticamente en el famoso "Wayno de Comas" del poeta Leoncio Bueno) encontrando su climax en la década del setenta, con el supuesto apoyo a los proyectos autogestionarios de vivienda, siendo el caso más notorio el desarrollo de Villa EI Salvador. Pero la avalancha mayor se generó en la década del ochenta, que cambió totalmente el rostro de Lima. Hervor agudizado por el fenómeno de violencia armada que desangró nuestra patria. Por este desborde de carácter andino la ciudad adquiere muchos rostros como la de los pueblos jóvenes, los asentamientos humanos, las asociaciones de viviendas, barriadas, comunidades autogestionarias, seudo.-urbanizaciones, conjuntos habitacionales. Las grandes invasiones reciben un colectivo humano nuevo que traen a cuesta un inmenso equipaje con sus sueños y costumbres. Las invasiones van configurando cinturones de pobreza alrededor de la capital. Los espacios menos pensados son sembradas de esteras, de palos, de sueños. Las casitas van mostrando un mosaico desigual de frustraciones y miedos. Los barrios populares y los sectores residenciales: Surquillo, Rímac, Chorrillos, San Isidro, Miraflores, Barranco cambian también su fisonomía. En este tránsito nacía una nueva visión de la ciudad léase los trabajos de Pedro Escribano, Boris Espezua, Julio aponte, Jorge Ita, Javier Gálvez, Roger Santivañez, Jhony Avila, etc.. Esta vez, también aparecía una nueva forma de pensar y actuar. La migración con su consecuente "apropiación" dolorosa para la lucha o el fracaso era una realidad tangible que los poetas tenían que contar este rasgo en visible en la poesía del poeta Domingo de Ramos. Así, la ciudad se mostraba como un nuevo espacio creado por las grandes oleadas de los "nuevos limeños" asentados en las faldas de los cerros, en los arenales o en los lechos de los ríos. Se comienza a manifestar nuevas formas de una bullente cultura. Cultura hibrida de gran mestizaje. Ya en la música los sonidos de la llamada música chicha inicia un nuevo sonido que venía de los Destellos, Los Beta Cinco, Los Girasoles, Pedro Miguel y sus Maracaibos, Juaneco y su combo hasta llegar a los Shapis, a la Nueva Crema, Génesis, Pintura Roja, Néctar, etc. Grupos que andinizan las expresiones musicales, hasta llegar al rock andino en el sonido hibrido de los Mojarras, del Pueblo del Barrio, culminando en el grupo ayacuchano Uchpa, etc., con quienes se manifestaba aún más el proceso de hibridización cultural. Y en estos últimos años asistimos a la presencia del poder musical norteño con: Agua marina, Armonia 10, Cantaritos de Oro, Grupo 5, Mallanep, Hermanos Yaipèn La presencia de, Internacional Privados, kaliente, Papillón trae la magia del oriente manifestaciones interesantes de esta época que merecen un estudio para ver las repercusiones de un arte popular en nuestro país.

La imagen de esa Lima monstruosa de millones de cabezas. Lima la horrible nombrada por Cesar Moro y mostrada en su desnuda realidad por Sebastián Salazar Bondy, se llena con ese desborde popular a la que hace mención José Matos Mar. Lima, esa ciudad de más de ocho millones de cabezas crece, monstruosamente hermosa, miserablemente haraposa, lacerantemente utópica, ansiosa mujer vieja que espera hablar de su perdida virginidad virreinal. Esta ciudad acepta a los nuevos sujetos y con ellos su cultura, su poesía y su narrativa. Y por que no, sus utopías.
Lima hoy, es andina ya sea en la actitud de sus habitantes o en su propia movilidad interna. Pero también existen sujetos que pretenden negar su raíz andina colocándose una falsa máscara de alineación mental provocando risiblemente costumbres huachafas pasatistas de criollismo. Pero en fin, la ciudad cobija "todas las sangres" descrita por José María Arguedas. Lima se convierte en un espacio donde danzan los zorros de arriba y los de abajo celebrando ritos diarios. En este fenómeno de traslación de valores culturales hasta el lenguaje castizo va perdiendo reglas de uso ya en el habla, en la escritura, tanto que terminaran imponiéndose un nuevo rumor que suena a lengua nueva. En este avatar la lengua hablada no sorprende, ni los giros que se producen dentro de la "oralidad" que no esta haciendo otra cosa que escribir desde la piel acuchillada de la ciudad de Lima.
Lima es violada por los sujetos que han dejado la tierra sagrada y aquí, el culto a la nueva tierra se hace fiesta pagana (bailes, procesiones, comida, asociaciones artesanales, Clubes Provinciales, etc.) Asimismo, aparece con nitidez lo que los sociólogos han llamado la “cultura chicha” fenómeno de hibridización cultural, de esa cultura del otro andino, del subalterno. Por otro lado, es innegable la presencia de un sector provinciano que en base a la “informalidad” del comercio logra una ascensión en el nuevo ordenamiento de los sectores sociales de la urbe. Los hijos de estos invadirán las principales universidades privadas del país. Pero por otro lado, no podemos dejar de mencionar otros datos de la historia para entender el trabajo de los colectivos culturales del 90 y del 2000. Es la época del primer y nefasto gobierno de Alan García primer gobernante de un partido de antigua data a la que seguirá el gobierno de una de las figuras más corruptas y cínicas que ha gobernado nuestro país el señor Alberto Fujimorí quien, durante diez años diezmó la reserva moral de nuestro país y que ahora nos adormece con un prolongado juicio circense. Gobierno que a la actualidad y por las investigaciones realizadas se está convirtiendo en uno de los gobiernos más corruptos de la historia republicana de nuestro país y que ojalá reciba un castigo ejemplar y no se convierta en una novela del olvido nacional a la cual nos tienen acostumbrados “los poderosos”. Luego asistimos al gobierno de Alejandro Toledo un gobierno inestable y teñido de frivolidad. Es en ese contexto donde se gestan los últimos colectivos literarios 80- 90 y 2000 ( Vanaguardia, Neón , Estación 32, Noble katerba, Aedos 2000, Club de la Serpiente, Geranio Marginal, Poetas del asfalto, Sociedad Elefante, Verom Jusna, Colmena, Pez de oro, El grupo alineado en torno a Lustra Editores Etc),, . Aquí están los jóvenes intelectuales para mostrar algunos rasgos culturales post-violencia. Para algunos existe: Las generaciones del 90 y del 2000. Pero en mi visión, prefiero hablar de colectivos culturales. Colectivos del desencanto, de la digitalización, de la blogmanía, del anarquismo y la fragmentación, de lo tribal, de lo mórbido, de lo atomizado. En el plano estrictamente poético los colectivos del 90 y del 2000 tienen un reto que deben consolidar con obras importantes al correr los años y serán los nuevos elegidos dentro del vasto accionar de la tradición poética de nuestro país.
En esta introducción que he boceteado no me he atrevido a mencionar nombres de poetas y sus trabajos de los cuales daré una opinión desde mi lectura más adelante con la cual pretendo explicar como la poesía actual toma a la ciudad como referente y como se organizan sus discursos poéticos. Ciudad limeña cruel que los acepta, rechaza, mutila, enroncha, sangra, los hace amar desesperadamente, los prostituye, enajena, etc. De allí que Lima constituya muchas veces el pretexto de sus discursos poéticos. Ya sea desde una postura existencial o desde un hablar desde adentro tras el hermetismo intertextual que se pretende poesía universalista o al menos latinoamericana.
(c) Raùl Jurado Pàrraga.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buen punto de partida para el estudio de los "colectivos culturales" que se caracterizan por su atomización. Espero leer más artículos suyos sobre el proceso de hibridización.


atte. Jeancarlo García