Novela escrita desde el
sincero corazón caminante del novelista. El
hombre de Pompeya. Lima: Dedo crítico Editores (2014) de Carlos García
Miranda (1968-2012). Es sin duda, una novela que resume el talento narrativo
del “desaparecido” y talentoso docente y estudioso Sanmarquino. Esta novela
póstuma es prueba de la prolongación del trabajo de escritura que dejó García Miranda que ha sido publicado
por la generosa amistad de sus amigos y que los lectores agradecemos con
entusiasmo por que nos permite “enjuiciar” con nuestra lectura el “virtuosismo
narrativo” contenido en las 185 páginas de esta historia. El Hombre de Pompeya
es parte del proyecto narrativo que
comenzó con un inquietante libro de relatos: Cuarto desnudo (1996). Y que continuó
con la novela: La puertas (2012). A la que hay que agregarle su ensayo: Utopía
negra. Identidad y representación en la narrativa negrista de Antonio Gálvez
Ronceros (2009) Estamos enterados además, que dejó casi culminado un proyecto
mayor (su trabajo de investigación para obtener su doctorado en la Universidad
Complutense de Madrid) sobre la obra del cronista indio Huamán Poma de Ayala.
El Hombre de Pompeya, es la
novela que relata la vida de un joven profesor universitario que se mueve en los márgenes de
la soledad, el aburrimiento y la genialidad de adaptación al medio. Adrián Garcilaso
es el sujeto que ve con abulia lo que le rodea. Añora y odia a su mujer Agnes
de quien está separado. Adrián desde su
postura contemplativa ve el “discurrir sus días” su repetitiva cátedra universitaria, sus
viajes a dictar cursos de capacitación como la descrita en la parte inicial de la novela, sus amoríos
furtivos (Enma, Renata) sus largas caminatas por librerías y calles de una
aplastante Ciudad horrible que le va “quitando
las ganas de vivir”. Aquella a quien Lucas el delirante amigo “editor” de
Adrían “hablaba de lo fea que estaba la ciudad, con su cielo gris y sus edificios sucios, y de la mala suerte
que les tocó nacer en el Perú" (pág, 53) Vemos a un Adrían moviéndose en una ciudad que lacera
pero que a la vez, lo libera para dedicarse a una “pasión” escondida y
prohibida: La venta de libros incunables, primeras ediciones, rarezas
bibliográficas a coleccionistas europeos. Para este negocio Adrián se convierte
en “reducidor” de libros robados a bibliotecas
de instituciones públicas y privadas. Hecho que se convertirá en la
causa principal de una denuncia que provocará que Adrián sea “obligado” o
“ayudado” a viajar a España. “El decano volvió a abrir la carpeta y comenzó a leer en voz
alta./- Una veintena de libros robados de la biblioteca y vendidos, según
consta en los testimonios de algunos empleados, a Ud; profesor; seis denuncias
notariadas sobre acoso sexual a estudiantes contra Ud.; otras cinco
denunciándolo por tráfico de notas…” (pág, 94) Si bien la novela centra la
historia en la “vida” del profe esta se enriquece con la historia escondida
del frustrado poeta “Lucas” quien da a Adrián el manuscrito de Noemí Lagunas un
connotada militante de Sendero Luminoso, que provocará que Adrián se halle en
peligro constante e incluso asista a presenciar como “queman” su departamento
en donde se hallaban “las preciosas cajas de libros y documentos de esa secreta
secta La Rosa” comprados a la dueña de
la biblioteca Zaldulegui. Así mismo, su posterior “exilio” en un pueblo joven
al amparo de Celia hasta que logre viajar a España.
Por otro lado, existe la
historia del profesor Adrián “crítico agudo”, lector infatigable que asume
posturas “críticas” como aquella escena “risible y grotesca” del poeta
Limón autor del poemario “cansancio” quien busca
el ansiado prólogo del profesor Adrian que nunca llegará. La novela así mismo,
en afán provocador a través de la fina ironía de Adrían “enjuicia” carnavalescamente
a narradores, críticos y editores así
desfilan “disfrazados” escritores como: Miguel Gurruchaga, Alonso Quieto, Milla
Balmes, García –Miramar, Fernando Riera, Pedro Loza, Bosso, Thait, Somocursio,
C.E Zapatero, Anastacio González-Gil, Víctor Corrales etc. Guiños y palos a “pretenciosos
escritores”. El Hombre de Pompeya además resulta para mi gusto una novela de mucha fuerza y sincera
historia. Aquella que nos lleva de la mano a Europa buscando la pista de esa “secta
secreta” que guarda la memoria de documentos valiosos de nuestra historia
cultural. Y la historia íntima de un profesor apasionado por la cultura, por la
vitalidad de vivir la vida a pesar de la muerte. Una novela de fibra que
encontrará su sitio en la narrativa peruana cuando se lea con calma y agudeza
esta novela escrita por Carlitos Miranda a quien siempre le guardaremos
admiración y recuerdo pleno de aceptarlo como un reptil urbano petrificado pero
viviendo bajo las luces de la eternidad
que aún nos acompaña.